24 de noviembre del 2025
Una mejor democracia
La reciente elección es un buen barómetro sobre la percepción ciudadana de los actuales tiempos sobre la calidad de la política. Desde luego, es difícil sustraerse frente a la evidencia de que democracia liberal representativa vive momentos complejos.
Hay una crisis de representación. La fragmentación parlamentaria tensiona y dificulta el ejercicio de la labor legislativa. Los partidos políticos han perdido su anclaje social. Hay desconfianza institucional por una burocracia ineficiente y por los escándalos de corrupción. A ello se suma una crisis de desempeño en términos de seguridad, empleo, y protección social. El concepto liberal en una democracia alude al imperio de la razón y de abrir espacios a una deliberación reflexiva. Pero hoy el debate público está dominado por un tribalismo político. Para el filósofo alemán Habermas ya no es posible deliberar, dialogar sobre la pretensión de verdad de los juicios nuestros porque cada cual anda con su privacidad a cuestas.
Ese es el ambiente que recibirá al próximo Gobierno de derecha cuando llegue con un discurso atizado por la idea de orden y seguridad. Para algunos surge la amenaza de una deriva iliberal: erosión de libertades civiles desde un Estado vigilante que impone un orden coercitivo para proteger a individuos incapaces de autodeterminarse. Pero eso no pasa de ser un instrumento retórico de la izquierda progresista que se prepara para abrir un nuevo campo de batalla intelectual. La gente desea un gobierno firme, decidido, con autoridad y que, sin complejos, declara su voluntad de enfrentar muchas urgencias sociales postergadas. En una verdadera democracia el Estado debe ejercer, con legitimidad y haciendo uso de las herramientas constitucionales y legales, el monopolio de la fuerza. Eso se echa de menos. Allí no se reemplaza la libertad, se la protege. Ello no tiene por qué configurar una democracia iliberal, sino una mejor democracia. Por eso cabe valorar y revela madurez política que se perfile un amplio arco político de derecha que es la condición de posibilidad para dar gobernabilidad a Chile, que mucha falta hace. Parisi es fiel reflejo de que un segmento de chilenos no se siente representado y vive con frustración y rabia. El futuro gobierno debe hacerse cargo de estas debilidades y construir una nueva épica democrática, con un discurso menos ampuloso, pero más eficaz.
Fuente: La Segunda, Página 9.

Ingeniero Comercial UC y Master of Arts de la Universidad de Chicago, EE.UU.