Sobre mi privacidad y la confidencialidad de mis datos

¿Se ha preguntado alguna vez si alguien le está "espiando"? No necesariamente en la forma que veíamos en las series de TV de los años setenta, con un investigador privado que le sigue a todas partes, toma fotos desde un auto con un teleobjetivo y coloca micrófonos escondidos en su casa. No, no así, pero sí de un modo más sutil. Lo más probable es que sí y usted no lo sabe (¿o prefiere no saberlo?).

Si no nos cree haga el siguiente experimento: comente en un grupo de WhatsApp con amigos y familiares sobre un supuesto viaje a algún destino exótico. Espere unos minutos y lo más probable es que en su Facebook, Instagram o email encontrará mensajes ofreciéndole un paquete turístico muy conveniente. Así funcionan las comunicaciones en el mundo digital de hoy. De hecho, hay aplicaciones que permiten que los teléfonos celulares "conversen" entre ellos y usando técnicas de geolocalización, le avisen si usted debe hacerse un examen de PCR porque estuvo cerca de alguien que podría haberse contagiado de Covid19, porque esa persona a su vez estuvo cerca de otra persona que estuvo expuesta a la enfermedad. Del mismo modo su celular podría alertarle si no está respetando la distancia mínima con (el celular de) la persona que está cerca suyo.

Los últimos ejemplos suponen un uso de estas técnicas de 'espionaje' que posiblemente todos entendemos y aceptamos; al fin se trata de un problema de salud pública y uno muy serio. Pero, ¿qué pasaría si esta información es para otros fines? Por ejemplo, ¿qué pasaría si su jefe se entera (por geolocalización) que usted estuvo en las oficinas de otra empresa (digamos, en una entrevista laboral)? En otro ejemplo, las autoridades necesitan monitorear si las empresas de internet y telefonía celular cumplen con la velocidad de transmisión que ofrecen a sus clientes. Pero para hacerlo necesitan conocer qué se transmite y a qué velocidad desde su computador o celular. ¿Está usted de acuerdo con compartir esta información con el regulador?

En suma, en la actualidad las personas vamos dejando una huella digital en muchas de nuestras actividades diarias y de múltiples maneras, información que las empresas recogen, procesan y explotan, y nosotros no nos enteramos. Sólo piense por un minuto en la información que entregó cuando pidió retirar el 10% de su fondo en la AFP. Los chilenos necesitamos con urgencia ponernos de acuerdo en qué información privada se puede recopilar, quién puede hacerlo y cómo, y para qué fines. Si no, nos vamos a encontrar con un problema de falta de privacidad y de desconfianza de enormes dimensiones.

Para lidiar con esta problemática existe en Chile una ley sobre protección de datos personales que tiene más de veinte años de antigüedad; vale decir, el último cambio legislativo ocurrió cuando existía email, pero antes que existieran WhatsApp, Facebook y múltiples otras aplicaciones. En la actualidad se tramita en el Congreso una nueva Ley sobre el tema, que pretende poner a Chile en la vanguardia de la protección de los datos privados. Si no se ha enterado y/o no lo ha pensado hasta ahora, llame a su representante en el Congreso y pídale una explicación. Es importante y le afecta. Es importante que esta Ley proteja nuestra privacidad sin significar un freno al desarrollo y adaptación de nuevas tecnologías que sin duda hacen más fácil y grata la vida (imagínese como seria esta pandemia sin WhatsApp para comunicarnos con amigos y familiares … sin memes ni chistes y tiempo ilimitado para chatear).

Karin Moore Investigadora Clapes UC y Prof. en Facultad de Economía y Administración UC. Leonardo Hernández Facultad de Economía y Administración UC - CLAPES UC Visualizar Columna en Fuente