23 de diciembre del 2014
CON CANDOROSA honestidad la Presidenta Michelle Bachelet reconoce que “su primer sentido” fue iniciar la reforma legislando sobre la educación pública y no la particular subvencionada. No lo hizo y, a juzgar por los resultados, el gobierno se compró una verdadera pesadilla de la cual intenta en vano despertar.
Como se ha dicho, la Presidenta es maestra para “desplegar naturalmente su subjetividad”, pero cuando esta subjetividad “está animada por propósitos de transformaciones estructurales, debe pasar por el tamiz del asentamiento racional y técnico”. Evidentemente, aquí no lo hubo. Tan así es que una reciente propuesta de senadores oficialistas para salir del embrollo, es aplicar la reforma sólo a los colegios con más de 500 alumnos, colegios que paradójicamente tienen mejores resultados en el Simce para los estudiantes vulnerables que los de menos de 500 estudiantes. O sea, el mundo al revés.
Si se trata de atacar el problema de la inclusión y calidad, lo lógico es partir con los colegios con mayores problemas. Como describía el sostenedor de un mega colegio particular, Andrés Bello de Chiguayante, con 1.600 estudiantes y 1.000 de ellos vulnerables, “en vez de aplicar cambios a ciegas, ¿por qué no escudriñan un poco en la historia de los colegios particulares subvencionados?”
Todo lo sucedido, ¿es sólo responsabilidad de la Presidenta? Su ministro de Educación responde con cierto atrevimiento que había que “caminar y mascar chicle”; sin embargo, se le olvida que, por ahora, sólo se “camina” y con extrema dificultad. Ya van ocho meses de tramitación, aún falta lo medular de la discusión en el Senado y no hay todavía proyecto de reforma a la educación pública y a la calidad docente, los verdaderos nudos gordianos del sistema educacional.
Es cierto, como dice el senador Walker, que no hay que mirar hacia el pasado. Se partió mal y no hay vuelta atrás. El problema del gobierno es que no ha logrado generar confianza. Su deseo de seguir contando con una educación particular subvencionada sólida y pujante se topa con una reforma que la sataniza.
La mejor prueba de desconfianza y de falta de sintonía con lo que sucede en el mundo real es la celosa preocupación de la subsecretaria Quiroga de recabar información sobre cuáles son los colegios que han aparecido en la prensa con peligro de cierre para, según ella, “tomar las medidas administrativas que correspondan, a fin de resguardar el derecho a la educación y el normal desenvolvimiento del servicio educativo en tales establecimientos”.
¿De qué medida administrativa estamos hablando, si cuando cualquier decisión al respecto debe seguir un procedimiento adecuadamente reglamentado? Eso es, lisa y llanamente, una presión que no se condice con el deseo de no generar temores y que explica por qué la reforma no sólo partió con el paso cambiado, sino también sigue siendo un dolor de cabeza para la Presidenta Bachelet.
http://www.latercera.com/noticia/opinion/ideas-y-debates/2014/12/895-609505-9-reforma-educacional-el-mundo-al-reves.shtmlIngeniero Comercial UC y Master of Arts de la Universidad de Chicago, EE.UU.