Prevención de catástrofes

Prevención de catástrofes

El último informe de las Naciones Unidas disipó las dudas en torno al origen del cambio climático (cc). Tomó décadas convencer de que la responsabilidad del ser humano es indiscutible y se hizo caso omiso de las alertas tempranas. Bueno, ahora los efectos son irreversibles, ¡Esa falla humana de no querer ver lo evidente! ¿Su causa? En parte, nuestros sesgos cognitivos. Esos que explican por qué si pertenecemos al 80% que dijo A y no B, instintivamente encontraremos que las cosas están funcionando de maravilla bajo A, incluso cuando los datos digan lo contrario.

Han sido estas las primeras semanas de la Convención Constituyente (CC) y los medios de comunicación han documentado en detalle sus eventos y debates. Desde disfraces hasta las quejas por los almuerzos, pasando por pifias durante el himno nacional, la discusión respecto del cambio de sede, dos salidas en la secretaría ejecutiva, una ronda y una cuestionada declaración sobre indulto y amnistía; la instancia ha sido, hasta ahora, una fuente de distracción más que de reflexión. “Esto tiene mucho de una obra de teatro”, dijo un constituyente. A confesión de parte, relevo de pruebas.

Pero seamos justos. La CC ha sido más que una colección de cápsulas de reality. Se ha organizado y está trabajando. ¿Y sus resultados? es difícil medirlos, pero hay señales de que las falencias que nos tienen entre los cinco países de menor productividad de la OCDE (2019) también la están afectando.

Primero, horas escuchando sus sesiones indican. Problemas de foco, capital humano y gestión. Un par de casos. El sábado 7 de agosto la sesuda comisión de Reglamento dedicó más de 30 minutos solo a discutir su lugar de operación. ¿Un caso menor? No, extravíos de este tipo son comunes en otras comisiones y se potencian con desorganización. Y la sesión del martes 10, esa que aprobó las asignaciones de los convencionales, no solo evidenció el incumplimiento de un principio de gestión básico —nunca permitir la autoasignación de platas fiscales—, sino que también recordó defectos del sistema educacional —no se enseña lo que es el costo de oportunidad. Son detalles, pero no olvide quién reside allí.

Segundo, en cuanto al contenido, quien escuche los debates notará una latente ingenuidad respecto de los desafíos del país. En el ámbito económico, el déficit es brutal. Mientras la palabra “crecimiento” no se escucha, arengas en favor de antiguas y fallidas ideas de progreso se repiten sin parar. Para un grupo educado y maduro (edad promedio, 44 años) tal distorsión de la realidad preocupa tanto como aquella del distraído camionero de Carahue. Sí, ese que olvidando el peso que llevaba y sin conciencia de la inmensa embarrada que dejaría, siguió ciegamente al GPS para terminar con el pesado vehículo colgando sobre el río Imperial. ¿Será ese el destino constitucional del orden económico?.

Ante tal escenario, la legitimidad de la CC se está viendo afectada. Pero no lo voy a aburrir con tal obviedad. Más interesante, creo, es evaluar hasta qué punto una baja productividad puede ser políticamente beneficiosa para algunos grupos.

¿Para la izquierda extrema? Quizás para el conjunto de amplia representación en la CC, un par de meses a paso de glaciar sea óptimo. Así se espera la elección presidencial. Si gana uno, se pasa máquina en pocos meses. Si gana el otro, se puede incluso llegar a cambiar el período presidencial. “Con el plebiscito de salida esto no debería pasar”, alguien objetará. Puede ser, pero igual convendría dilatar. ¿Para el Gobierno? Un paso lento también puede ser atractivo, sobre todo si la estrategia es decir que se echó a andar el proceso, evitando la responsal dad del texto final.

Por supuesto, estas son especulaciones.

Volviendo a la actualidad, es imposible desconocer los esfuerzos desde dentro y fuera de la CC para convencer de que los tempranos problemas de liderazgo y organización son normales, La evidencia suma, pero sería circunstancial. Todo, se sugiere, por arte de magia se corregirá. ¿Será buenismo? ¿ Sesgo cognitivo? Como en el caso del cc, hay que evitar la ceguera. Por eso, hay que exigir desde el inicio seriodad, gestión y productividad; sobre todo si uno estuvo por la opción A. Mire que haciéndonos los lesos frente a las alarmas, un país entero puede terminar con una catástrofe irreversible que se puede evitar.

Aún es difícil medir resultados, pero hay señales de que las falencias que nos tienen entre los cinco países de menor productividad de la OCDE también están afectando a la Convención Constitucional.