17 de julio del 2022
De vez en cuando la economía tiene un poco de meteorología. Su objetivo es anticipar cuán devastador será un sistema frontal que se aproxima. ¿Tormenta eléctrica y diluvio? Difícil saberlo con certeza, pero que la economía nacional sufrirá al menos chubascos por un buen rato es bien seguro.
Dele una mirada, por ejemplo, alas recientes proyecciones del Ministerio de Hacienda. Su escenario base para el crecimiento de Chile en 2023 es un preocupante -0,1%. ¿Si las cosas salen mal? Sus equipos técnicos anticipan una dura contracción del PIB de -1,2%. ¿Y en el caso optimista? Apenas una expansión de 0,9%, pero con una inflación, afírmese, de 6,8%. Así que, como sea, el próximo año se pronostica gris.
Frente al mal pronóstico, el ajuste en el consumo privado debería haberse producido hace rato. Sin embargo, los datos de Hacienda indican que este se ha mantenido estable, al menos hasta marzo. ¿Qué puede estar pasando? Quizás la gente esté echando mano a esos ahorros previsionales traspasados a cuentas de banco y/o aguante el ajuste endeudándose.
¿Son plausibles estas hipótesis? Claro. El desplome en los saldos de las cuentas corrientes y vista de personas durante todo el 2022 ha sido rápido, mientras el stock de créditos de consumo otorgados por bancos sigue al alza (creció un 10,3 % anual solo en junio). El problema es que ambos paraguas no van a dar abasto. Tarde o temprano los recursos que debían ser utilizados para fila vejez se agotarán y los créditos, claro, hay que pagarlos.
Y el endeudamiento hay que tomárselo muy en serio, pues puede extender el invierno. ¿Cómo? En sus esfuerzos por reducir la alta inflación, el Banco Central ha aumentado fuertemente el costo del dinero (TPM en 9,75%), presionando al alza todos los intereses de la economía. Así, ya en junio la tasa promedio de los créditos de consumo llegó al 26,3 %, un 45% superior a la del mismo mes de 2021. Por lo tanto, mucho cuidado. Haga los números antes de encalillarse, mire que al final, si el mal presagio se confirma, puede llover sobre mojado.
Las circunstancias parecen, entonces, configurar una potente tormenta. No por nada el mismo Central anticipa que el consumo privado caerá un 4,1% el 2023 y distintas encuestas indican que la gran mayoría de la población cree que la economía chilena está estancada. ¿Será un temporal transitorio? La pregunta obliga a reflexionar respecto de nuestro presente y futuro.
Suponga que le avisan que en septiembre, y solo por ese mes, su ingreso (real) caerá un 1%. ¿Ajustaría su consumo hoy? Probablemente no, pues es un shock transitorio (su demanda depende de las expectativas de ingreso de los próximos años, no de un mes en particular). Distinto es si le anticipan, como. Ahora, que el recorte será prolongado. Eso debería provocar un ajuste duro y rápido. El mismo que, gracias a la infame inflación, muchos hogares ya iniciaron. Sino es su caso, póngase las pilas. Ordene su presupuesto, controle tentaciones y evite lo más posible endeudarse. Mire que, tal como decía mi abuelita, cuando el norte está claro y el sur oscuro, el aguacero es seguro.
Haga los números antes de encalillarse, mire que puede lloverle sobre mojado.
Fuente: El Mercurio - Cuerpo A, Página 3.
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Universidad de MarylandIng. Comercial U. de Chile. Ph.D. en Economía U. de Chicago (EE.UU.). Associate Professor University of Maryland.
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