13 de septiembre del 2025
Se ha perdido el 19% de los alumnos en seis años:
Matrícula de Santiago disminuye de forma sostenida, en medio de paros, tomas y violencia
La pérdida de clases se ha vuelto recurrente para los estudiantes de liceos de Santiago, ya sea por manifestaciones, tomas o las denominadas “salidas incendiarias”. Sin ir más lejos, en el marco de cada 11 de septiembre, los menores son despachados a mediodía por la seguridad de ellos mismos, algo que se repitió también este jueves.
En dicho escenario, la matrícula de estos recintos ha caído en cerca de 6.200 alumnos en los últimos seis años en la comuna: pasó de 32.621 en 2019 a 26.481 a junio de 2025, una baja de 19%.
Ante esto, la directora de Educación Municipal de Santiago, Pilar Sazo, afirma que “la principal causa de la caída de la matrícula es la violencia, las tomas y la consecuencia lógica que ello conlleva, que es la pérdida de clases. Los apoderados, ante esto, han dejado de postular a sus hijos en establecimientos que no aseguran la continuidad del servicio educativo”.
“Diez años perdidos”
Claudio Vargas, apoderado de tercero medio del Liceo de Aplicación, remarca que un desincentivo a estudiar en Santiago ha sido “la pérdida de contenido, la no entrega del conocimiento, porque esas horas de clase, indistintamente de que digan que después se repondrán, nunca más se recuperan”.
Lo mismo expone el investigador principal de CLAPES UC, Carlos Williamson, quien dice que la caída de la matrícula es consecuencia de “la agresiva irrupción de sectores antisistema que tuvieron en el estallido el máximo protagonismo” y “se agregan los overoles blancos en los liceos emblemáticos (…). Todo ello con la complicidad y/o desidia de las autoridades comunales y del propio Gobierno. Esa combinación tóxica ha ahuyentado a las familias y explica esta debacle”.
En tanto, Mario Benavides, expresidente del Centro de Exalumnos del Instituto Nacional, sostiene que “las familias consideran a los colegios como la segunda casa y, por lo tanto, quieren que sus hijos estén en lugares seguros. Todo lo que vaya en contra de eso, obviamente, va a hacer que se privilegie buscar otra alternativa”.
Para enfrentar esta situación, propone aplicar la Ley Aula Segura y reformar pronto el Sistema de Admisión Escolar (SAE): “Si creas una ley, es para aplicarla, no para tenerla guardada en el escritorio. Hay que intervenir en lo que está pasando en los colegios (...). Tenemos diez años perdidos en educación con el SAE. Debe retomarse, al menos un poco, la selección en liceos de excelencia”.
La merma en la matrícula también impacta en las finanzas municipales, que dependen de la subvención escolar para mantener un estándar en las condiciones de enseñanza.
“Puede haber un factor”
Este panorama se da en la antesala del traspaso educativo desde el municipio hacia el Servicio Local de Educación Pública (SLEP), que en el caso de Santiago está programado para enero de 2026. Así, la sostenida reducción de la matrícula y los frecuentes hechos de violencia se perfilan como los problemas más complejos que heredará la nueva administración.
En conversación con “El Mercurio”, la directora del SLEP Santiago Centro, Paulina Retamales, indica que “hemos evidenciado que efectivamente ha habido una baja en estos últimos 10 años en la matrícula de la comuna”. Sin embargo, atribuye aquello a políticas públicas como la jornada escolar completa o a la reducción de la cantidad máxima de alumnos por sala.
Asegura que “nuestra perspectiva de futuro como Servicio Local, en un plazo de seis años, es poder avanzar en que estos recintos utilicen o tengan matrícula al 95% de su capacidad”.
En cuanto al cómo, declara que primero “tenemos que tener el diagnóstico de cada establecimiento”, para lo cual, asevera, ya han visitado el 58% de los 43 recintos que se traspasarán, y así “definir cuál es la capacidad real que tienen al día de hoy en el inmueble en que se encuentra cada establecimiento, y desde ahí poder trabajar en la fidelización de las familias y de los estudiantes con la educación pública de la comuna de Santiago”.
En cuanto a los efectos del clima marcado por disturbios en el descenso de alumnos, Retamales reconoce que “puede haber un factor (relacionado a la violencia). Sin embargo, por ejemplo, la matrícula de INBA no se modificó o no dejó de tener estudiantes de octubre a marzo de este año”.
Fuente: El Mercurio - Cuerpo C, Página 7.
editMedio de publicación
Prensa EscritafaceTipo de contenido
NoticiastyleCategorías
EducaciónIngeniero Comercial UC y Master of Arts de la Universidad de Chicago, EE.UU.