4 de mayo del 2023
Litio: rol del Estado y de los privados para una respuesta oportuna
Después de poco más de un año de gobierno el Ejecutivo dio a conocer su plan para responder a un problema que se arrastra desde hace años en nuestro país, que es la ausencia de una estrategia para el desarrollo de la industria del litio. La urgencia de tener una respuesta frente a este tema ha quedado en evidencia con mayor claridad luego del gran aumento de precios del año pasado y la constatación de que siendo Chile un país con gran potencial, está quedando rezagado frente al avance de otros países.
No desarrollar esta industria significa, desde el punto de vista fiscal, dejar pasar la posibilidad de recibir rentas que pueden ser significativas y, en consecuencia, renunciar a recursos necesarios para financiar un sinnúmero de demandas por más y mejores bienes y servicios públicos. La experiencia de 2022 fue muy ilustrativa en este sentido, dado que el aporte fiscal de las dos empresas que operan en el Salar de Atacama superó US$5 mil millones con la institucionalidad vigente, que incluye un cargo marginal de beneficio fiscal de 40% cuando el precio supera US$10 mil. Los contratos también consideran pagos directos para las comunidades aledañas a los salares y recursos para investigación y desarrollo.
Una primera consideración sobre esta materia tiene que ver con el uso que se les da a estos recursos extraordinarios vinculados con el alto precio del litio. Lo responsable es identificar de forma objetiva la parte de estos que puede considerarse como transitoria y no gastarla. Sabemos que el Ministerio de Hacienda está trabajando en una metodología para tal efecto, lo que es positivo. En la medida que el ciclo de altos precios se sostenga en el tiempo, más importante será tener incorporados estos recursos en la regla fiscal con su respectivo ajuste.
Una segunda arista tiene que ver con el rol de las empresas públicas en esta estrategia. La evidencia disponible muestra que varias de ellas tienen pérdidas crónicas y, en consecuencia, demandan permanentemente aportes fiscales. Ese es el caso de Enami, por ejemplo, uno de los representantes del Estado en la implementación de la estrategia. Por otro lado, Codelco si bien hace aportes significativos a las arcas fiscales, estos han venido cayendo sostenidamente desde el peak del súper ciclo el año 2006 cuando superaron 5% del PIB hasta menos de 1% del PIB anual en la actualidad.
Esta evidencia debe llamar a tener cautela respecto del rol que tendrán estas empresas en la estrategia y los recursos adicionales que podrían necesitar para ello, pero sobre todo respecto de la eventual creación de una empresa estatal del litio. Si el Congreso la respalda, es necesario que se tomen los resguardos necesarios para que esta no signifique una filtración permanente de recursos públicos. Al menos que sea una empresa con mandatos acotados, con un directorio profesional elegido por Alta Dirección Pública y sujeta ala ley de sociedades anónimas.
Tercero, es indudable que el control estatal que se plantea hace menos atractivo participar en el negocio en Chile, especialmente en el largo plazo. En lo inmediato, la alta demanda mundial de litio permite que los potenciales inversionistas estén dispuestos a aceptar este tipo de restricciones con tal de entrar, pero nadie asegura que este interés perdure en el tiempo. El contrafactual con el que se debe comparar es un escenario en que se amplía el modelo actual (sin control estatal) o se pasa a un esquema de concesiones como en el caso de la minería del cobre. En cualquiera de esos modelos el interés privado por participar habría sido mucho mayor.
En definitiva, la forma de responder rápido, aprovechar el ciclo de precios altos y generar mayores recursos para el Estado esa través de las empresas que hoy operan en el Salar de Atacama. Para ello se requerirá un ajuste paramétrico que permita que para estas empresas no sólo siga siendo atractivo participar, sino también expandir su producción. El resto de la estrategia dará sus frutos en el mediano y largo plazo, posiblemente cuando el ciclo de precios altos haya concluido.
Fuente: La Tercera, Página 10.