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Jorge Rodríguez Cabello, el “vigía” fiscal, es elegido “Economista del 2024” por sus pares

12 de enero del 2025


Jorge Rodríguez Cabello, el “vigía” fiscal, es elegido “Economista del 2024” por sus pares

Presidente del Consejo Fiscal Autónomo recibe premio que entrega Economía y Negocios de “El Mercurio”:

JORGE RODRÍGUEZ CABELLO, el “vigía” fiscal, es elegido “Economista del 2024” por sus pares

  • Ha dedicado su vida al mundo público y en especial a sus finanzas, desde el Ministerio de Hacienda y su Dirección de Presupuestos, volcando hoy ese conocimiento profundo del Estado en el Consejo Fiscal Autónomo, un referente técnico clave en el debate económico. Este año encendió la alerta de la “cero holgura fiscal” y, hace poco, la necesidad de mejorar las proyecciones de los ingresos fiscales.


El ministro Felipe Larraín los llevó al piso 13, a una sala que había conseguido, les dio la bienvenida, las llaves y los dejó solos. Presididos entonces por el exvicepresidente del Banco Central Jorge Desormeaux, los cinco flamantes consejeros y Mario Arend —un economista “prestado” de la Dirección de Presupuestos (Dipres) que se convirtió en el único funcionario y jefe de estudios— se miraron y sacaron la ley para decidir por dónde partir. 

De eso han pasado cinco años, en los que el Consejo Fiscal Autónomo se ha instalado con todas las de la ley, convirtiéndose en referente en la evaluación y análisis de las finanzas públicas del país. Sus informes son seguidos y marcan el debate económico. Con Jorge Rodríguez Cabello a la cabeza —designado presidente por el Presidente Boric en 2022—, este año han hablado especialmente fuerte y levantado la alerta respecto a la “cero holgura fiscal” que existe y, más recientemente, subrayaron también la necesidad de mejorar la precisión y prudencia en las proyecciones de ingresos fiscales. 

Concertacionista de corazón, le gusta “ese concepto de unidad más amplia de centroizquierda” a Rodríguez Cabello, al que siempre se menciona con su segundo apellido para diferenciarlo de su padre, el exministro de Economía DC Jorge “Toby” Rodríguez. 

Las políticas públicas son una pasión que ambos comparten. El debate sobre la situación política y económica del país comenzaba en la mesa de su casa en los años 80 —su hermana Mariana también es ingeniera comercial— y seguía en el colegio Saint George’s, donde el exsubdirector de Presupuestos de Bachelet II fue vicepresidente del Centro de Alumnos. 

Luego participó en la Facultad de Economía y Administración de la UC, como delegado de generación, y eso que los aires allí no eran tan favorables a la Concertación, que ya había arrebatado hacía años la FEUC a los gremialistas. 

En realidad, ese no fue su comienzo universitario. Influido en lo artístico por su madre, Ana María Cabello, veta que mantiene a través de la fotografía —publica en un Instagram discreto y poco conocido—, ingresó a Arquitectura. Pero se definió por la economía y en 1992 comenzó en la facultad UC. 

Allí se acercó a profesores como Arístides Torche, “más preocupados de la distribución del ingreso, de la pobreza” y a estudiantes como Francisco Gallego, Paula Benavides, Julio Guzmán o Andrés Zahler. Con todo, “nunca me sentí incómodo, segregado o limitado para opinar”, recuerda. 

Sacó la mención de Administración y la de Economía y, acto seguido, el Magíster en Economía con mención en Evaluación de Proyectos. Seis años de corrido acompañado por su esposa, Isabel Zúñiga, con quien pololeaba desde el colegio. Se conocieron en trabajos de verano en Chiloé, y se casaron en 1998. Ella también estudió Economía, pero eligió la U. de Chile y se dedicó inicialmente a las finanzas en Hacienda. Luego se volcó a la investigación sobre educación y, en particular, sobre inclusión educativa a través de la fundación Mis talentos, que creó a partir de su experiencia con Antonio, su hijo de 20 años que manifiesta un trastorno en el espectro autista. Es el segundo de tres, tiene muchas habilidades musicales y comenzará a estudiar para preparador físico; la mayor se tituló de diseñadora, y Elisa está aún en el colegio. 

Domicilio en Teatinos 120 

Ignacio Irarrázaval, el actual director del Centro de Políticas Públicas de la UC, fue su primer jefe. Recién titulado, Jorge Rodríguez Cabello se sumó a su consultora Focus. Su tesis había sido sobre financiamiento municipal, ya le gustaban los temas fiscales. 

El 2000 asumió el gobierno Ricardo Lagos y su papá lo entusiasmó con “vivir” el mundo público por dentro, “donde se toman las decisiones”. Postuló y quedó como analista júnior de la Dirección de Presupuestos del Ministerio de Hacienda. No imaginaba que había llegado a su casa por muchos años, con un intermedio en Boston, Estados Unidos, a donde viajó junto a su señora y primera hija, para estudiar ambos un Máster en Administración Pública en la Universidad de Harvard. 

En su regreso a Teatinos 120, cruzaría el pasillo desde la Dipres a Hacienda. Su jefe en el famoso “cuarto azul” fue Marcelo Tokman, entonces coordinador de asesores del exministro Nicolás Eyzaguirre. Productividad y políticas de innovación tecnológica serían sus temas hasta el fin de la era Lagos, cuando instalada la primera administración de Michelle Bachelet volvería nuevamente a la Dipres como jefe de estudios. Allí estaría hasta 2010 y más… 

“Pasó algo bien interesante”, reflexiona hoy. La derecha volvió a La Moneda después de 20 años y Sebastián Piñera eligió a Rosanna Costa como directora de Presupuestos. “Es súper estudiosa”, cuenta Rodríguez, “y cuando estaba en Libertad y Desarrollo, sabía que si publicábamos un informe, me iba a llamar preguntándome 40 cosas que solo ella detectaba”. 

Al asumir, Costa le ofreció mantener su cargo. “Soy del otro lado”, le respondió el economista, “haremos un trabajo técnico”, lo tranquilizó la hoy presidenta del Banco Central. El ministro Felipe Larraín había sido su profesor, y le reafirmó su confianza. Permaneció allí un año, junto a un grupo de técnicos concertacionistas. “Entendieron que la rueda tenía que seguir rodando y que sin experiencia, no puedes cambiar a todos”, explica. 

—¿Por qué se terminó yendo? 

“Con Rosanna todo funcionó muy bien, había confianza, pero era la primera vez que la derecha llegaba al gobierno después de la dictadura y el discurso público empezó a ser duro con los gobiernos previos”. 

Cieplan fue su próximo destino, el think tank que lideraban los exministros DC Alejandro Foxley, José Pablo Arellano y René Cortázar, instaló asesorías legislativas para parlamentarios concertacionistas. Ese trabajo, junto a los abogados Macarena Lobos y Sebastián Pavlovic, le permitió mantener un pie firme en el debate público. 

Su regreso a Hacienda llegaría nuevamente de la mano de Bachelet y su segundo gobierno. Volvía como subdirector de Presupuestos, con viejos conocidos como el entonces ministro Alberto Arenas, Enrique Paris, Macarena Lobos y su jefe directo, Sergio Granados. 

En el período de la Nueva Mayoría, le tocó enfrentar varias crisis, coordinar las negociaciones con la ANEF para el reajuste del sector público y alternar con tres ministros de Hacienda, por primera vez desde 1990. Con Rodrigo Valdés, Rodríguez Cabello forjó una relación cercana y le afectó su partida, cuando el hoy director del FMI discrepó de la decisión del gobierno de rechazar el proyecto minero Dominga. 

Con el regreso de Piñera, el economista decidió buscar nuevos aires. Hizo informes para el Observatorio Fiscal con Jeannette von Wolfersdorff y para el BID en Argentina, Uruguay, Perú. También trabajó como investigador asociado en el Centro de Políticas Pública UC que dirige Ignacio Irarrázaval y, más recientemente, se sumó como asesor a la Universidad Santo Tomás, acompañando en la rectoría primero a la exsubsecretaria de Hacienda María Olivia Recart, y actualmente a Claudia Peirano. 

Ahí ha echado mano de su experiencia en el diseño de políticas como la Subvención Educacional Preferencial, el Crédito con Aval del Estado (CAE) con Lagos y la gratuidad con Bachelet. Recuerda especialmente los “gatillos” que diseñaron con Rodrigo Valdés frente a la presión por extender este último beneficio. Para hacerlo “políticamente viable pero financieramente sostenible”, lograron que la ley de gratuidad estableciera que solo se podía avanzar a más quintiles dependiendo del nivel de ingresos estructurales del fisco. 

“Todo en el CFA ha sido por consenso” 

En el CFA le quedan cinco meses. En mayo terminan seis años que Jorge Rodríguez Cabello comenzó en junio de 2019, cuando el consejo se creó legalmente.

—¿Cómo calificaría su evolución? 

“Muy interesante, desafiante y también satisfactoria, cuando miro el posicionamiento que ha logrado en el debate público, partiendo desde casi cero”. 

Y recuerda que inicialmente hacían informes profundos, de 150 páginas, se los enviaban al ministro de Hacienda, a los presidentes de la comisión de Hacienda del Senado y la Cámara “y no pasaba mucho”. “Incluso costaba que aparecieran en la prensa y que al presidente Jorge Desormeaux le preguntaran por los temas fiscales cuando daba entrevistas”. 

Hoy “el CFA es una institución pequeña que produce informes de alta calidad y se toman en consideración”, dice, pero tiene clara la próxima estación. “Hay que seguir creciendo, este consejo no es el que necesita Chile para los próximos 15 años”. 

—¿Qué le falta, cree usted? 

“Más equipo para hacer más tareas. Somos una especie de centro de estudios chico; cinco consejeros partime, cinco economistas, una asesora de prensa y un abogado que hace de secretario ejecutivo, y no nos alcanza para opinar sobre temas importantes para las finanzas públicas que están en debate”. 

El impacto fiscal del CAE y propuestas para mejorar las estimaciones de ingresos fiscales son sus informes más recientes. Pero el Congreso les pide que analicen otros, como el impacto de la reforma previsional, lo que no ha sido posible. “Se debe reforzar el CFA, pero no hay que cruzar ciertas líneas”, afirma, “la política fiscal la tiene que llevar el Ministerio de Hacienda, que debe analizar, identificar riesgos y dar consejos”. 

—¿Y le ha costado poner esos límites, si en este gobierno participan excompañeros? 

“No, porque todo en el CFA lo hemos hecho con respaldo técnico y por consenso. Es algo valioso que acordamos desde el comienzo. Para una institución nueva, pensamos que tener votaciones divididas podría interpretarse políticamente y restarle solidez. 

Si hemos tenido que criticar al gobierno anterior y a este, lo hemos hecho, y cuando hay cosas valorables, lo hemos dicho también. Por ejemplo, apoyamos las ayudas extraordinarias en pandemia con la advertencia de que debían ser transitorias. Por eso, luego respaldamos el ajuste del 2022. A la vez, hemos planteado muchas recomendaciones, algunas se han acogido y otras no”. 

—¿No han tenido presiones? 

“No. Nunca le hemos hecho una crítica que se haya entendido como política al gobierno anterior o a este. A la larga, creo que los ministros de Hacienda consideran al CFA un aliado para ser fiscalmente responsables y sostenibles”. 

De hecho, explica que parlamentarios de todos los sectores comparten las conclusiones de sus informes. “No estamos predicando en el desierto”, repite, “hay una semilla, un capital de responsabilidad fiscal que se construyó en 30 años y que permite ser optimistas, pero hay que cuidar. Ahorrar en tiempos de vacas gordas para los de vacas flacas, gastos permanentes requieren fuentes de financiamiento permanentes, son conceptos que la mayoría entiende, pero hay que estar siempre recordándolos y es una de las tareas del CFA”. 

—¿Por qué entonces se discute condonar el CAE o aumentar la PGU? 

“No se puede negar que hay presión por entregar más beneficios sociales, pero en general los proyectos se discuten hasta lograr algo razonable, que pueda ser financiado. Claro que eso no está asegurado, lo vimos en la pandemia, cuando los retiros se aprobaron a pesar de las voces que alertaban de sus efectos negativos. 

Es clave entender que la responsabilidad fiscal es un aliado de los derechos sociales, porque permite que una vez conseguidos, perduren en el tiempo. Y como ellos requieren financiamiento, el statu quo de bajo crecimiento tampoco es la solución, el país necesita mejorar su productividad, inversiones y educación”.

“Bajo su liderazgo el CFA se ha consolidado como un pilar clave para la institucionalidad económica nacional y un referente para otros países. Participa activamente del debate público, manteniendo un enfoque técnico en sus análisis y recomendaciones”. 
FELIPE LARRAÍN, EXMINISTRO DE HACIENDA Y DIRECTOR DE CLAPES UC 

“Es una persona pragmática y de decisiones rápidas, ve las externalidades y entiende cómo funcionan los incentivos. Su preocupación por el detalle, su curiosidad por entender y por ver el impacto de las políticas macroeconómicas son parte fundamental de su legado”. 
MARÍA OLIVIA RECART, EXSUBSECRETARIA DE HACIENDA 

“Pertenece a un grupo de profesionales que ha entregado una vida a que el Estado funcione mejor. En momentos en que la situación fiscal es estrecha, ha sabido liderar el CFA con inteligencia y tacto, de manera de tener máxima influencia y no politizarlo. Impresiona su conocimiento del Estado”. 
RODRIGO VALDÉS EXMINISTRO DE HACIENDA Y DIRECTOR DEL FMI

Autor en mención: Felipe Larraín

Fuente: El Mercurio - Cuerpo B, Página 8.

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Felipe Larraín

Director del Centro Latinoamericano de Políticas Económicas y Sociales (Clapes UC). Doctor en Economía. Universidad de Harvard (EE.UU.). Ingeniero Comercial UC. Exministro de Hacienda. Profesor Titular Facultad de Economía y Administración UC.



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