1. Iniciokeyboard_arrow_right
  2. En los medioskeyboard_arrow_right
  3. Debate sobre igualdad , cambio de foco

Debate sobre igualdad , cambio de foco

26 de noviembre del 2014


El planteamiento de la relación igualdad-crecimiento como objetivos conflictivos es una bandera de lucha que a algunos les puede rendir muchos frutos políticos, pero la realidad es que este supuesto dilema no es tal, como lo demuestran los numerosos casos de economías desarrolladas con muy bajos niveles de desigualdad en la distribución del ingreso. En este sentido me parece relevante proponer un cambio de foco en el debate actual, para buscar las alternativas más eficientes y no las más ideológicas para disminuir los elevados niveles de desigualdad de nuestro país, ya que, efectivamente, es posible reducirla y al mismo tiempo estimular el crecimiento económico. Para algunos será una sorpresa, pero en la práctica es el mismo Estado el que en muchas ocasiones crea las condiciones para una concentración de riqueza en pocas manos, proveniente de utilidades sobre normales no generadas sobre la base de la eficiencia económica, evitando además que los consumidores accedan a precios más convenientes. ¿Cómo? Impidiendo la libertad de competencia y, por ende, anulando uno de los elementos clave del funcionamiento correcto de una economía de mercado. Chile es un mercado relativamente pequeño en el mundo, que hace al país más propenso que otras economías a tener menor competencia. Los estudios formales muestran que el tamaño de mercado es uno de los factores relevantes en la atracción de Inversión Extranjera Directa (IED). Esto implica que los países de mayor tamaño son huéspedes más atractivos, lo que genera una mayor competencia en sus mercados internos. Así, nuestro país tiene una característica estructural, que expone menos a las firmas a la competencia y, por ende, la autoridad no debe agravar este problema. Hay mercados donde existen barreras naturales a la entrada, en los que es precisamente la eficiencia económica la que lleva a la existencia de los denominados “monopolios naturales”. Sin embargo, en muchos otros casos la falta de competencia no se debe a razones de eficiencia y tiene como causa fundamental la mala regulación. Por una parte, la sobrerregulación termina concentrando las posibilidades de negocios en unos pocos que cuentan con la capacidad para sortear los obstáculos que impone el Estado, al mismo tiempo que este los protege de la competencia, dificultando o prohibiendo la entrada de nuevos actores, o impidiendo que el consumidor consiga los productos a un menor costo por otras vías (por ejemplo, desde el extranjero). Ejemplos sobran, pero algunos son: la disposición por ley de que, salvo excepciones, el cotizante no puede desahuciar el contrato con una isapre sino transcurrido un año de vigencia de los beneficios contractuales, dificultando la generación de una cartera mínima eficiente de afiliados para un nuevo competidor en el corto plazo; elevadísimos costos de trámites, permisos y otras imposiciones que nada tienen que ver con la protección de la salud en el caso de los cosméticos, pero que hacen imposible para las empresas pequeñas ingresar al mercado y además encarecen la compra de estos productos desde el extranjero por las personas naturales para su uso privado; la fijación por parte del Estado del número de notarios y su profesión, lo que impide la entrada de actores que puedan ejercer como ministros de fe; o las restricciones a la entrada en el transporte marítimo, a través de limitar la participación de extranjeros en el registro de barcos y la reserva de cabotaje marítimo solo para navíos chilenos. En otras ocasiones el problema es la falta de regulación, que permite los abusos de quienes tienen posiciones de poder en los mercados. Ejemplos hay muchos, pero entre ellos se cuentan los compromisos de exclusividad que obligan a los distribuidores a vender únicamente los productos de la empresa dominante en un mercado; las cláusulas que limitan los espacios de exposición en las góndolas de los distribuidores de los productos de la competencia; la publicidad comparativa engañosa; y por supuesto las colusiones de precios o de producción, que en ocasiones logran operar por mucho tiempo antes de que las autoridades tomen cartas en el asunto. Estas y otras prácticas abusivas les impiden surgir a las empresas emergentes que ofrecen una mejor combinación precio-calidad, dañando la libertad de competencia. Una regulación adecuada en los mercados no es tarea fácil, pero vale la pena comenzar a trabajar para que la economía de mercado funcione como corresponde. La mala distribución del ingreso existente en nuestro país se debe en parte a que esto no está ocurriendo. La autoridad tiene aquí una oportunidad real para convertir al Estado en un agente activo y eficiente en el combate a la desigualdad, al generar las condiciones que permitan la competencia en los mercados, favoreciendo a los consumidores y evitando la concentración de riquezas por razones no asociadas a la eficiencia económica. Pero a diferencia de cómo se han abordado las últimas reformas, esto estimularía el crecimiento económico y, por tanto, sería un hecho concreto que demostraría que hay una intención real de revertir los malos resultados y que no se trata de un simple discurso.http://www.pulso.cl/noticia/opinion/2014/11/4-54049-9-debate-sobre-igualdad-cambio-de-foco.shtml  
Información

editMedio de publicación

Prensa Escrita

faceTipo de contenido

Columna

styleCategorías

Pobreza y desigualdad
imagen de card

Juan Bravo

Ing. Comercial y Magíster en Economía UC.
searchVer más de este autor
Clapes UC | Centro Latinoamericano de Políticas Económicas y Sociales
Clapes UC
Avenida Libertador Bernardo O'Higgins 440, Piso 13. Santiago de Chile
phone +56 (02) 2354 2224