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Hernán de Solminihac “El nuevo estadio de la UC quedó mejor que la maqueta”

2 de septiembre del 2025


Hernán de Solminihac “El nuevo estadio de la UC quedó mejor que la maqueta”

Hernán de Solminihac

“El nuevo estadio de la UC quedó mejor que la maqueta”

  • En medio de la enfermedad de su hija y la muerte de su esposa, el ingeniero lideró la construcción del nuevo estudio de la UC. Hoy repasa la trastienda de una obra que combinó duelo personal, unidad institucional y un estándar inédito para el fútbol chileno.

La historia del nuevo estadio Claro Arena de la Universidad Católica, no puede contarse sin la figura de Hernán de Solminihac Tampier. Ingeniero civil de la UC, doctor en infraestructura y exministro de Obras Públicas y Minería, el hoy vicepresidente de Cruzados asumió la presidencia de la comisión de construcción del estadio en un contexto marcado por la adversidad: la enfermedad grave de su hija y la muerte de su esposa. En ese cruce, el proyecto se transformó no solo en un desafío profesional, sino en una manera de darle sentido al día a día. 

Desde 2017 lideró una obra que sorteó múltiples obstáculos —estallido social, pandemia, inflación, alzas de materiales— hasta convertirse en realidad. Hoy, a pocas semanas de su inauguración, De Solminihac hace memoria de la trastienda: de la apuesta por un estadio sin rejas, del financiamiento que partió con recursos provenientes de la televisión y del esfuerzo colectivo que permitió cumplir un sueño largamente esperado por hinchas y dirigentes. 

El también presidente del Colegio de Ingenieros y miembro del comité ejecutivo de CLAPES UC, es hincha del equipo de la franja desde niño, cuando vivía en Puerto Montt: “Era un poco complejo ser hincha a la distancia. Yo escuchaba los partidos por la radio y luego leía los diarios. Pero siempre me gustó la universidad y por eso me gustaba el club deportivo. Pero esto comenzó escuchando los partidos por la radio”, cuenta. 

“La verdad es que me gustó mucho que hayan pensado en mí para liderar la construcción, porque las características que tengo creo que fueron útiles para este trabajo. Igual es un equipo gigante”., explica. 

“Nos decían: ¿cuál es el proyecto?” 

—¿Cómo se respiró tras la inauguración del Claro Arena? 

—Fue un trabajo bastante largo que partió en 2017, por lo que hay varias sensaciones. La primera, orgullo; la otra, satisfacción. Y la otra, digamos, es el compromiso que uno asume con una obra de esta naturaleza, ya que es un aporte a la ciudad. Esto es un hito no solo para la UC y sus hinchas, también para la comuna y el país. Yo creo que todas las personas que van al estadio se dan cuenta de las características especiales que tiene en comparación con los otros estadios chilenos.

 —¿Cómo se sostuvo el proyecto en medio de tanta incertidumbre? Estos últimos ocho años no han sido fáciles para el país. 

—Comenzamos a planificar el estadio en medio del estallido social y luego la pandemia. Después, estaba todo el desafío de la permisología, pero lo positivo es que tuvimos el apoyo de las distintas autoridades y se pudo cristalizar. 

—¿Es cierto que Cruzados destinó parte de los ingresos de televisión a financiar los estudios iniciales? 

—Nosotros partimos el trabajo tratando de buscar financiamiento con los sponsors, y la verdad es que tuvimos una acogida buena. Pero ahí nos decían siempre una cosa: ¿cuál es el proyecto?, ¿cuáles son las características?, ¿cuál es la factibilidad de desarrollarlo? En muchos casos no se atrevían a dar el apoyo definitivo hasta que no hubiera algo más concreto. Entonces ahí obviamente tuvimos que tomar la decisión de hacer una inversión como club para tener algo que mostrarle a la gente que nos podría apoyar posteriormente; y obviamente la mayoría de esos dineros vienen de la televisión. 

—¿Cuál fue el hito que marcó un antes y un después en la construcción del estadio? 

—El hito del financiamiento y el apoyo de la gente que nos pudo ayudar: empresas, accionistas y bonistas. Pero también hay hitos emocionales como ver la maqueta, por ejemplo. El proyecto arquitectónico ganador creo que fue un hito relevante. La maqueta era espectacular, pero luego con algunos directores comentamos que el estadio quedó mejor que la maqueta. 

—Muchos clubes en Chile presentan maquetas que nunca se concretan. ¿Cómo se avanza más allá de ese punto? 

—Creo que lo clave en esto, para mi gusto, es trabajar profesionalmente. O sea, tomarse el proyecto en serio desde el día uno. Entonces, ver y trabajar con los profesionales, cuáles son las etapas que hay que cumplir e ir cumpliéndolas paso a paso. 

—¿Tal vez financiar antes de mostrar maquetas a la prensa y a los hinchas? 

—Es que hay que ser muy riguroso, no saltarse pasos. Y no solo eso, por ejemplo nosotros hicimos consultas ciudadanas anticipadas, antes del ingreso al SEIA. Eso nos ayudó a conocer las características del sector, eso es clave para estructurar un plan de trabajo. Esto se debe hacer paso a paso, pero es obvio que siempre habrá problemas y que se deberán resolver profesionalmente. 

“Estamos apostando por un cambio cultural” 

Mientras encabezaba la comisión encargada de construir el Claro Arena, Hernán de Solminihac atravesaba uno de los momentos más difíciles de su vida: la enfermedad de su hija y la muerte de su esposa. El proyecto se convirtió en un refugio, en una manera de sostenerse día a día. “Disfruté cada etapa de la construcción, incluso las dificultades, porque me permitían ponerle energía y encontrar sentido en medio de la adversidad”, comenta. 

—¿Cómo fue desarrollar un proyecto de esta magnitud en medio de un momento personal tan doloroso? 

—En este último tiempo mi vida ha sido un poquito más compleja de lo normal. Tengo una hija enferma, prácticamente casi vegetal. Falleció mi señora y yo creo que he enfrentado la vida con otra mirada. Por eso este proyecto lo disfruté día a día, y disfrutar en el día a día fue clave, porque es disfrutar el camino. Uno se puede alegrar por el resultado, pero yo disfruté el proceso de construcción. 

—Imagino que por eso tiene una doble relevancia. 

—Sí, pero hay mucha gente trabajando. Claro, yo soy la cara visible como presidente de la comisión, y el proyecto llegó justo en un minuto difícil de mi vida, pero en lo personal creo que mirar la vida de otra manera me ayudó mucho a seguir. 

Ustedes se la jugaron por un recinto sin rejas. ¿No es un riesgo considerando los hechos de violencia en otros estadios de la región, como lo que pasó en el partido entre la U e Independiente? 

—La verdad es que fue una decisión que conversamos al inicio, pero la tomamos rápidamente y fue bastante consensuada. Por una parte, es un riesgo relativamente controlado porque hay anillos de seguridad alrededor del estadio en que se va sabiendo exactamente quién va entrando; tenemos el reconocimiento facial, por ejemplo. Es decir, tenemos varios elementos que hacen que las personas tengan que asumir un cambio cultural al entrar. Además, pensamos que los hinchas quieren cuidar su estadio, estamos apostando por un cambio cultural y acá esperamos que esto se refleje en todos los otros estadios. 

—Pero el tema de las barras muchas veces traspasa la línea, ¿cómo lo enfrentan? 

—Creemos que no se justifica actuar con rabia contra hinchas de otros equipos, como lo que ha sucedido recientemente. En nuestro caso, claramente los controles que hemos puesto nos dan tranquilidad. Las personas saben que están siendo controladas y con las cámaras que tenemos dentro del estadio podemos reconocer y tomar medidas si el caso lo requiere. Por eso decía que apostamos a un cambio cultural mezclado con controles. Y eso puede ser una experiencia beneficiosa para nuestro club y para el resto. 

—El club incluso anunció sanciones severas para quienes ingresen a la cancha. ¿Entiendo que 30 años sin entrar al estadio? 

—Sí. Por eso es importante que nosotros tengamos claridad de las acciones que vamos a tomar en caso de que alguien cometa alguna infracción, que ya está tipificada en las características del estadio, además de las que puede tomar la autoridad. Son dos caminos que hay que seguir como corresponda. 

“Aparecieron cosas que no estaban en los planos” 

El costo del estadio fue mucho más alto que el proyectado en la Declaración de Impacto Ambiental, donde se proyectaba una inversión de US$30 millones: el valor final fue de orden de los US$50 millones. El ex titular del MOP revela que entre los factores que influyeron en el sobrecosto figuran hechos como el estallido y la guerra en Ucrania. “Y no olvidemos que tras el Covid, los materiales y la mano de obra subieron”. 

—¿Tuvieron que aplicar un criterio de flexibilidad? 

—Obviamente nuestro presupuesto se elevó por varios elementos. Y bueno, también nos entusiasmamos y subimos algunos estándares que teníamos en el presupuesto original. El costo que finalmente presentaron las empresas constructoras fue bastante alto y tuvimos que ajustar algunas cosas del proyecto. Asimismo, el cambio a una cancha sintética fue relevante en el monto de plata. Y esa definición se tomó con bastante detención. 

—¿Cómo lo estudiaron? 

—Varios de nuestros profesionales, como el “Tati” (José María) Buljubasich (gerente deportivo), fueron a otros países para recorrer canchas equivalentes. Se conversó con jugadores que juegan en canchas similares y se demostró que esto era lo mejor. 

—¿Por qué? 

—Solo para dar un ejemplo: cuando se inauguró el estadio, el día anterior nevó. El partido del equipo femenino fue el día miércoles, nevó el viernes y se jugó sin mayores problemas el sábado. Sumemos que el domingo el equipo femenino volvió a jugar y la cancha estaba perfecta. 

—En términos de ingeniería, ¿qué fue lo más desafiante? 

—Recuerda que este estadio está construido sobre un estadio antiguo. Por lo tanto también aparecen cosas que no estaban en los planos. Entonces, la unión entre el edificio antiguo y el edificio nuevo de repente no estaba 100% reflejada en los planos. Otro desafío importante fue la techumbre. Es la primera vez que se hizo una estructura tan grande de madera compuesta con una estructura metálica. Esa fue una dificultad que se demoró un poco. Pero el trabajo conjunto entre todas las partes —calculistas, constructoras, Cruzados, proveedores de la madera, la CMPC en este caso, y la industria que aportó la parte metálica— fue clave. Hubo que ponerle cabeza y se resolvió. 

—El presidente de Cruzados, Juan Tagle, dijo al cortar la cinta que “la UC hizo tres estadios, récord que otros miran con desazón”. ¿Fue un mensaje para otros clubes? 

—A ver, yo no le di doble lectura. Los hechos son los hechos nomás. Son tres estadios los que se han construido y la verdad es que la experiencia nos ha permitido estar en la situación de hoy. Cuando uno se hace un sueño, se pone una meta y lo logra, es una satisfacción gigante para todos los que están detrás de esa decisión. 

—¿Ayudó que el directorio de Cruzados estuviera unido y no tuviera facciones como otros clubes? 

—Finalmente la mayoría de las decisiones fueron unánimes. Realmente fue conversado. No recuerdo exactamente, pero muy pocas veces tuvimos que votar para tomar una decisión importante. La mayoría de las mayorías, por decirles de alguna forma, fueron unánimes.

Autor: Hernán de Solminihac

Fuente: La Segunda, Página 14 y 15

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Hernán de Solminihac

Ing. Civil UC. MSc. y Ph.D. U. de Texas (EE.UU.). Exministro de Minería y Obras Públicas. Profesor Titular Facultad de Ingeniería UC

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