"El Presidente se equivoca (...) Los empresarios no dejan de invertir por razones ideológicas"
- El exjefe de las finanzas públicas señala que "cuando invierten lo hacen donde ven buenas expectativas y poca incertidumbre para el largo plazo". Asimismo aborda el estado de la economía, la figura del ministro Marcel y los posibles efectos de la llegada de Trump al poder. Cristián Pizarro Allard
"Un gobierno bien encaminado, con una prioridad clara en materia de crecimiento, con acciones decididas en materia de delincuencia, puede crecer a más del 3%".
Nuestro entrevistado es un hombre inquieto e incluso algunos podrían calificarlo de hiperactivo.
Comienza su jornada todos los días con una hora de gimnasia a partir de las 6:30 hrs. De ahí no para: clases en su alma mater, la PUC, donde enseña hace cerca de 40 años; luego el centro de investigación Clapes UC, el que dirige y que está pronto a cumplir 10 años; directorios; viajes y conferencias en el exterior. De hecho, en los días previos a esta entrevista, había llegado de Colombia, adonde fue a exponer ante un grupo de empresarios. Se le ve lleno de energía y reconoce que casi nunca llega a su casa antes de las siete u ocho de la noche. No entiende su vida de otra manera. Sin embargo, no todo es color de rosas. Entre sus múltiples actividades, se da tiempo para visitar a su entrañable amigo, a quien califica de verdadero hermano, Alfonso Sweet Opazo, quien atraviesa una delicada enfermedad. Antes de comenzar nos cuenta que extraña mucho al expresidente Piñera, de quien no solo dos veces fue su ministro de Hacienda, sino también, según enfatiza, su amigo.
Asimismo, relata con entusiasmo su reciente relación con el expresidente Frei Ruiz-Tagle: "Me parece que el es un verdadero aporte a Chile y esa es la impresión que se lleva la gente que lo escucha fuera del país. El es un gran embajador para el país", señala al respecto.
- ¿Qué concepto a su juicio definiría mejor el estado actual de la economía chilena?
- Para decirlo en dos palabras, esta es una economía virtualmente estancada. Afortunadamente fracasó la Constitución de septiembre del 2022, sino nuestra situación hoy sería dramáticamente distinta, también en el plano económico. No solo habría estancamiento, sino franco retroceso.
- ¿Por qué virtual y no directamente estancada?
- No estamos creciendo 0%, por mucho que el Imacec de septiembre haya registrado esa cifra. Lo que sucede es que la semana pasada fue un muy mal momento, dado que se dio una combinación muy negativa: Imacec 0% e IPC 1%, es como cuando en un match de box a uno le pegan un golpe en el mentón y, después, con un uppercut lo derriban. Si uno mira las cifras, se da cuenta de que la economía, en términos del Imacec (septiembre), está en niveles similares que a fines del 2021.
- ¿Y qué ha sucedido con el consumo, que es otra variable que se suele mirar para determinar el dinamismo de la economía?
- Muestra un fuerte ajuste en el 2022 y está también prácticamente estancado desde el primer trimestre del 2023. En esos dos aspectos claves, producto y consumo, ves una situación de bastante estancamiento, más allá de algunas cifras puntuales.
- La mayor preocupación de los economistas y del propio Banco Central tiene que ver con lo que se denomina el crecimiento potencial de la economía, donde las noticias tampoco son muy alentadoras...
- La capacidad de crecimiento futuro de la economía ha caído muy fuertemente. El Banco Central estima que el crecimiento potencial es de 1,8%, lo que significa que si la población más o menos crece al 0,8 o 1%, en términos reales, estamos creciendo al uno. Ahora bien, al 1% de crecimiento anual, nos toma 70 años doblar el ingreso. Y para ser honestos, esto no viene ni le podemos achacar toda la culpa a este gobierno.
- ¿De cuándo vienen estos "síntomas" tan negativos?
- Si uno mira las cifras, hay un quiebre violento en las series el año 2014.
- ¿Segundo gobierno de Michelle Bachelet?
- Sí. Ese es el momento en que se venía creciendo y todo se empieza a frenar.
- ¿ Y si hacemos un doble clic en ese segundo gobierno de Bachelet, con qué nos encontramos que explica esa caída?
- Hay una serie de cosas que se han ido exacerbando con el tiempo, pero que arrancan ahí. Hay una reforma tributaria, digamos, de triste memoria. Pero también hay una reforma al sistema político que crea una fragmentación enorme. Porque esto no es pura economía. Esta atomización de la política significa que es muy difícil para cualquier gobierno llegar a acuerdos. Asimismo, hay todo un tema de reformas laborales que tampoco contribuyeron en nada.
- En esa línea, ¿cree que esa es una de las reformas, la de carácter político, que Chile y la economía necesitan para despegar?
- Absolutamente, porque tenemos esta atomización que resulta nefasta. Se pueden hacer cosas, por supuesto, y hay que llegar a acuerdos, es parte de la democracia. Pero es más difícil, sobre todo cuando hay mucha dispersión. Aquí hay que negociar con 22 partidos.
- ¿ Y cómo influyeron en este cuadro de deterioro el estallido y la pandemia? Nos recuperamos de sus consecuencias económicas?
- Esto se exacerba a partir del estallido. Hicimos hace poco un estudio de qué pasaba con los indicadores económicos y sociales antes del estallido, y en todos estamos peor. ¿Esto fue solo por el estallido? Hay muchas razones, pero aquí se generó un tema con el riesgo país muy fuerte. Un estallido que algunos lo llaman social, pero en realidad fue en lo fundamental de violencia.
"A mí lo que más me preocupa por sus efectos políticos, económicos y sobre todo sociales es el deterioro en la convivencia de nuestro país", agrega. - ¿La imagen de Chile en el exterior, tras estos sucesos y por la evidente pérdida de dinamismo, se ha visto afectada?
- Respecto del estallido, me encuentro con mucha sorpresa en el extranjero de parte de los tomadores de decisión. Lo mismo de los economistas y académicos que siguen lo que ocurre en estas latitudes. Sin embargo, lo que ellos mismos reconocen es que a pesar de todo, nuestras instituciones han mostrado una solidez muy fuerte para resistir los embates de movimientos que habrían sido muy complicados.
- ¿Y a su entender, qué explica lo anterior?
- Creo que hay dos cosas que nos han "librado". En primer lugar, la sabiduría del pueblo chileno, que se expresó en septiembre de 2022. Segundo, la solidez de las instituciones. Fundamentalmente, en la parte económica, un Banco Central autónomo y un cada vez más respetado Consejo Fiscal Autónomo. Es una entidad que ha generado y ganado un prestigio enorme.
- ¿Y en qué otros frentes es necesario reformar para que el país pueda avanzar?
- Hay un elemento nuevo, que también es un impuesto al desarrollo económico, en el tema de la"permisología". Eso se ha deteriorado muchísimo, porque los tiempos necesarios para la aprobación de los proyectos solo han ido aumentando. Por ejemplo, en permisos de evaluación de impacto ambiental, hacia fines del gobierno del Presidente Piñera eran de alrededor de 500 días. Hoy estamos sobre 1.500.
- ¿Eso no tiene que ver solo con que han aumentado, por decir así, los trámites burocráticos, sino que además existe un sesgo ideológico en la aplicación de esas regulaciones?
- Es una mezcla de cosas. Me topo en otros países de Latinoamérica con quienes me dicen también tenemos un problema en materia de "permisología". Sin embargo, hay países que van en el sentido opuesto y logran atraer inversiones. Cuando se oye el testimonio de algunos empresarios nacionales que están invirtiendo en Brasil, se dan cuenta de que es mucho más amigable el sistema para aprobar los permisos. Eso no pasa desapercibido, hoy tenemos grandes inversiones chilenas que podrían hacerse aquí y que se están efectuando en el exterior.
- El Presidente Boric ha señalado que observa en los empresarios chilenos un pesimismo ideológico que les impide invertir en nuestro país, en circunstancias de que desde el exterior sí se confía en la economía chilena. ¿Qué le parecen esos juicios?
- El Presidente se equivoca. Con todo respeto, su declaración revela un profundo desconocimiento de cómo opera la economía. Los empresarios y las personas no dejan de invertir por razones ideológicas. Lo hacen donde ven buenas expectativas futuras, y poca incertidumbre para el largo plazo. No es ideología, sino las condiciones poco favorables para la inversión y una economía creciendo alrededor del 2% que continúan desincentivando el desarrollo de grandes proyectos. Ante este escenario, más bien sentémonos a pensar qué hacer para recuperar la senda del crecimiento e inversión.
- ¿Qué otros temas hay que despejar en la agenda? Muchos colocan el acento en materias de seguridad.
- Sin duda alguna. El año pasado dimos a conocer un informe, en el que estimamos el costo, una estimación conservadora, de 7 mil millones de dólares por año. Eso nos cuesta la delincuencia. Hay una parte de esto que es costo fiscal, pero la mayor parte, con más de 50% de aumento, lo toma el sector privado. Lo que lo transforma en un verdadero impuesto.
- Usted fue ministro de Hacienda, ¿cómo calificaría la gestión de Mario Marcel? Gran parte de la comunidad económica y empresarial suele defenderlo.
- Tengo una muy buena opinión personal y profesional del ministro de Hacienda. Yo me relacioné con él, muy estrechamente, cuando él era presidente del Banco Central y yo estaba en Hacienda. Ahora, hemos tenido diferencias y han sido públicas, siempre con mucho respeto. A los ministros de Hacienda nos juzgan por dos cosas: Primero, por el crecimiento económico del país y, segundo, por el desempeño en materia fiscal.
- En términos de crecimiento, los resultados hasta ahora son de los peores desde el retorno a la democracia...
- En el primer aspecto, en el crecimiento, claramente el récord es muy pobre. Eso nadie lo puede negar. La duda es si este gobierno va a terminar, que posiblemente ocurra, como el gobierno de menor crecimiento desde el año 90. Sin embargo, insisto, esto no es solo responsabilidad del Gobierno.
- Está claro que tenemos problemas de arrastre, sin embargo, ¿dónde situaría usted la responsabilidades que les son propias a la actual administración?
- Primero, en el tema de gestión, de ser productivo. Y, segundo, en la convicción de que el crecimiento es el principal motor de la economía. El crecimiento no era tema. No basta con reconocer el crecimiento en el discurso, las políticas públicas deben ser coherentes con él. Y eso no se ha visto. Hemos observado más bien un cierto divorcio.
- La otra variable es el manejo fiscal. Como ha sido el manejo en ese frente?
- En materia fiscal, hay que reconocer que el ministro llevó a cabo un ajuste que era necesario en la economía del primer año de gobierno. Eso habla de la responsabilidad con que se actuó. Pero aquí se empiezan a entrelazar las cosas. El problema es que, como el país crece poco y nada, las cuentas públicas se deterioran. Entonces, hoy estamos en una discusión respecto a las proyecciones de ingresos, puesto que no se dan las que hacen las autoridades.
- El aceptó ser ministro de Hacienda de un gobierno cuya fisonomía económica y política era conocida. Incluso recordemos dio su apoyo público a la propuesta de la Convención, a la cual no le veía efectos económicos adversos.
- En ese tema tuvimos una discrepancia. Yo me la jugué en contra de ese texto, (pero) no dudo de su buena fe, aunque creo que estaba equivocado cuando dijo que no tendría efectos en la economía. Mi análisis fue y sigue siendo completamente distinto.
- El ministro Marcel hizo unas declaraciones en los últimos días en las que fue bastante crítico respecto de la última parte de la administración Piñera. ¿Le parecieron justas esas apreciaciones?
- El grueso de los problemas y del sobrecalentamiento de la economía chilena viene de los retiros, que son más de 50.000 millones de dólares. Las ayudas fiscales fueron un poco más de 30.000 millones. O sea, en total, a la economía chilena, en poco más de un año, y esto es casi un caso de texto, le metimos 50.000 millones de dólares por un lado y 30.000 millones por el otro. Claro, y crecimos al 11%.
- ¿Qué opinión le merecen las declaraciones de la alcaldesa Matthei en estas páginas, en cuanto a que es claro que el Gobierno dejará sin un peso el erario público?
- Ella la pone en forma clara. Dice "no hay un solo peso". Ella tiene razón en un sentido técnico, no voy a hacer el juicio político. Pero en el sentido técnico, las holguras que se están dejando al gobierno que viene son cero. ¿Qué significa eso? Que los compromisos de gasto copan la proyección de ingresos para cumplir con las metas fiscales.
- ¿Y qué va a poder hacer entonces con esa realidad un futuro gobierno?
- El gobierno futuro tiene que abocarse a los temas claves. Dar un impulso muy fuerte respecto del crecimiento económico. Un gobierno que tenga una actitud distinta, de partida, donde los énfasis no van a ser "cómo recaudo más", que es el original del actual gobierno, sino en cómo puedo crecer más, que genera virtuosidad respecto de la recaudación.
- ¿A cuánto puede aspirar a crecer en las actuales condiciones un futuro gobierno?
- Un gobierno bien encaminado, con una prioridad clara en materia de crecimiento, con acciones decididas en materia de delincuencia, puede crecer a más del 3%. Ahora, si se busca crecer al 4%, eso ya es más difícil. Para eso habría que mirar reformas estructurales más profundas.
- ¿Ha tenido la oportunidad de conversar de estos temas con Evelyn Matthei?
- Yo lo he conversado, pero términos muy agregados, digamos. No en detalle.
- En materia de economistas nuevos, ¿a quiénes sigue con atención y le gustaría ver jugando roles más decisivos?
- Del mundo de Clapes, Hermann González, que es subdirector alterno, y también a Sergio Urzúa. Me remito a la gente que está conmigo. Ahí hay dos personas que son muy valiosas y que pueden jugar un rol.
- Un elemento de incertidumbre en el mundo es el triunfo arrollador de Donald Trump en EE.UU. ¿Qué efectos advierte para la economía mundial y la chilena?
- Hay algunos elementos de preocupación, pero otros más positivos. De estos últimos, está esta idea de modernización del Estado, eficiencia gubernamental. Podría ser bien interesante ver toda la capacidad y genialidad de Elon Musk. Habrá que seguir con atención ese frente y además observar si la relación entre ambos se logra mantener en el tiempo. Una cosa es hacer esto en una empresa privada y otra en el sector público.
- ¿Y dónde tienes más inquietud?
- En dos temas. El primero, el comercial. No sabemos cuánto de esto, o de lo que se dice, es para generar una reacción, que es como una suerte de juego, 60% de aranceles a China y 20% al resto. No nos conviene porque esto le pega mucho más a China que a Estados Unidos y China es nuestro principal socio comercial. Y más del 40% de la demanda mundial de cobre viene de China. No le conviene ni a Chile ni a América Latina. Claramente no nos conviene una guerra comercial. En segundo lugar, hoy son 6 puntos del PIB, lo que está cerca de 1,5 trillones de dólares americanos o billones de dólares, que hay que salir a financiar al mercado todos los años. Eso puede hacer una presión al alza de las tasas de interés o mantener las tasas largas más altas.
- ¿Y cómo debe enfrentar Chile estás amenazas?
- Nos defendemos mejor que otros países porque tenemos un tratado de libre comercio. Y la administración americana no va a vulnerar un tratado bilateral. Tenemos una situación de privilegio. Por algo Javier Milei está pidiendo un tratado de libre comercio al país del norte.
Autor: Felipe Larraín