2 de noviembre del 2022
“Centrar los esfuerzos solo en la dimensión medioambiental puede retrasar el cumplimiento de otros objetivos”.
Desarrollo sostenible e integral
El Desarrollo sostenible concita un consenso transversal. Pero cómo se alcanza ese desarrollo, o cómo se ponderan las llamadas tres “E” —sustentabilidad ambiental (environment), inclusión social (equity) y desarrollo económico [economy)—, está en debate. Centrar los esfuerzos solo en la dimensión medioambiental del desarrollo puede retrasar el cumplimiento de otros objetivos igualmente relevantes, y que propician también la eficiencia necesaria para el cuidado de la naturaleza.
El más claro ejemplo de este sesgo es que algunos abogan seriamente por el “decrecimiento” como alternativa para reducir el daño al medioambiente, omitiendo que sin crecimiento económico no podríamos seguir reduciendo la pobreza, promoviendo la innovación, el trabajo decente y la reducción del hambre. La evidencia muestra que entre 2000 y 2014,35 países aumentaron su PIB y redujeron su nivel de emisiones de gases de efecto invernadero; esta cifra sube a 76 países en el período 2010-2021. En este sentido, el foco debe estar puesto en la innovación y el cambio tecnológico, más que en la opción de no crecer para no contaminar. Las políticas públicas deben permitir avanzar hacia el desarrollo sostenible. Esto requiere tener una visión de largo plazo y, al mismo tiempo, generar acuerdos políticos amplios, con el adecuado apoyo y respaldo técnico.
En momentos en que en nuestro país se discuten reformas estructurales en el ámbito laboral, tributario, previsional y constitucional, es necesario que también se tome en cuenta en el debate la sostenibilidad económica y social de estos cambios.
Por ejemplo, en materia de finanzas públicas en Chile, si bien en el escenario base estas seguirán una trayectoria sostenible en los próximos años, existen escenarios de riesgo como los publicados por el Consejo Fiscal Autónomo (CFA), en los cuales la dinámica de la deuda es insostenible. El debate constitucional que partirá nuevamente en los próximos meses es una oportunidad para esta vez incluir una mirada integral. Omitirla es un potencial riesgo para la sostenibilidad fiscal que responde a la misma lógica de la sostenibilidad ambiental, y deben resguardarse con el mismo interés. La duración de los gobiernos y el interés natural por la reelección de la coalición gobernante es muchas veces un factor detrás del sesgo de corto plazo en las medidas que se impulsan. Para moderarlo, y permitir que las políticas públicas apunten hacia el desarrollo sostenible, un camino a seguir es la creación de instituciones técnicas, permanentes, que trasciendan a los gobiernos.
Estas deben encargarse de realizar análisis, documentar y evaluar la evidencia internacional, hacer proyecciones objetivas y construir escenarios de riesgo que permitan anticiparse a eventuales desvíos del escenario base que pongan en peligro el avance hacia el logro de los objetivos de desarrollo sostenible.
Fuente: La Segunda, Página 9
Lic. en Economía, UC Boliviana. Magíster en Macroeconomía Aplicada, UC y en Políticas Públicas, Universidad de Chicago.