16 de mayo del 2025
Convergencia estratégica: el nuevo camino para América Latina
"La convergencia normativa, la articulación productiva y una gobernanza institucional modernizada deben constituir los pilares de una agenda regional renovada"
En un mundo tensionado por la fragmentación del comercio global, el retorno del proteccionismo y la inestabilidad geopolítica, América Latina y el Caribe enfrentan el imperativo de redefinir su inserción internacional.
La dispersión política y económica que históricamente ha caracterizado a la región contrasta con la urgencia de articular una estrategia común frente a desafíos compartidos.
Hoy, 16 de mayo, la celebración de la primera conferencia de Centros de Pensamiento de las Américas (CEPAS) en Santiago de Chile, encarna esa necesidad de convergencia. El foro reúne a instituciones académicas y de análisis estratégico de todo el continente, con el fin de fortalecer las capacidades regionales, fomentar alianzas y generar propuestas de política pública que respondan a los desafíos del nuevo orden global.
Pese a los lazos históricos y culturales que unen a los países de la región, sus economías siguen funcionando de manera desarticulada.
El comercio intrarregional representa apenas el 15% del total, frente al 60% en la UE y el 40% en Asia Oriental, según datos de la CAF. Esta baja integración obedece a causas estructurales persistentes: superposición de acuerdos, deficiencias en conectividad logística y digital, marcos regulatorios dispares y desconfianza política.
Esta fragmentación institucional debilita la capacidad de construir una política regional coherente y limita la influencia de América Latina en el escenario global. No obstante, el contexto actual también abre oportunidades inéditas. El reordenamiento de las cadenas de suministro, impulsado por el nearshoring, la creciente demanda de minerales clave para la transición energética y el potencial regional en energías renovables posicionan a América Latina como un actor estratégico. Pero convertir estas condiciones en ventajas sostenibles demanda coordinación, escala y reglas comunes.
La convergencia normativa, la articulación productiva y una gobernanza institucional modernizada deben constituir los pilares de una agenda regional renovada. En este proceso, las
instituciones financieras regionales están llamadas a desempeñar un papel protagónico. Además de proveer financiamiento, la CAF, el BID y los bancos subregionales pueden actuar como coordinadores técnicos, promoviendo estándares comunes para iniciativas de alto impacto, como corredores bioceánicos, redes eléctricas interconectadas o plataformas digitales regionales.
La integración no resolverá por sí sola todos los desafíos, pero es un componente esencial de cualquier estrategia de desarrollo sostenible y reposicionamiento internacional. La región ya no puede seguir actuando como una suma de economías fragmentadas, debe constituirse en un bloque que coopera, aprende de su diversidad y actúa con una voz más fuerte en el concierto global. Más que nunca, es tiempo de pasar del discurso a la acción, de la dispersión a la convergencia, y de las oportunidades latentes a una estrategia compartida que permita a América Latina y el Caribe alcanzar un protagonismo renovado en el orden mundial que se redefine.
Fuente: Diario Financiero, Página 20.
Abogada U. de Chile. Master in Business Law Universidad Adolfo Ibáñez. Profesora Adjunta Facultad de Economía y Administración UC.