17 de febrero del 2022
Conflicto Rusia-Ucrania y su impacto en América Latina
*...el rol que juega Rusia en los mercados energéticos globales presionará aún más al alza los precios del petróleo y del gas natural —de hecho, ya lo está haciendo—, lo que aumentará las presiones alcistas de precios...”.
El inicio del año ha estado marcado en el ámbito internacional por el riesgo de una invasión de Rusia a Ucrania, que se suma a otros problemas globales que venían desde antes, como la pandemia del covid-19 y la posibilidad de un retiro acelerado del estímulo monetario en EE.UU. y el mundo desarrollado. Este potencial enfrentamiento parece lejano para nuestro país y para América Latina. Sin embargo, no lo es, porque en realidad, el eventual respaldo de la OTAN a Ucrania y las probables sanciones generarían impactos en los mercados financieros globales con severas implicancias en la frágil recuperación de la actividad mundial pospandemia. La diplomacia está operando para que esto no ocurra, pero la situación aún es altamente incierta.
La eventual invasión generaría en un primer momento un aumento de la volatilidad de los mercados y una mayor demanda por activos seguros, donde típicamente los activos denominados en dólares y los metales preciosos como el oro suelen verse beneficiados, actuando como refugio de inversionistas que escapan de las bolsas y, en general, de los activos más riesgosos. En este último grupo se encuentran las monedas, bolsas y bonos de economistas con fundamentos relativamente más débiles. Es decir, en un escenario como este veríamos en la región caídas de los mercados bursátiles, depreciación de monedas, restricciones al acceso al crédito y aumento de las primas por riesgo, que encarecerían aun más el costo de financiamiento para los gobiernos, las empresas y las personas. Este escenario sería especialmente complejo para los países más endeudados.
Pero no solo los mercados financieros se verían negativamente afectados, también el crecimiento global, porque un escenario de invasión desviaría toda la atención y los recursos al conflicto, frenando la demanda y el comercio global. Ciertamente la intensidad y el involucramiento de más o menos naciones en un potencial conflicto marcarían la intensidad del efecto que tendría sobre el crecimiento económico. Esto sería ciertamente negativo para América Latina, porque la región vería reducido el impulso externo en circunstancias que muchos países aún no recuperan el nivel de producción que habrían tenido sin la pandemia.
Por su parte, el conflicto ocurre en circunstancias en que el mundo enfrenta una escalada de inflación. En ese aspecto, el rol que juega Rusia en los mercados energéticos globales presionará aún más al alza los precios del petróleo y del gas natural —de hecho, ya lo está haciendo—, lo que aumentará las presiones alcistas de precios en estos bienes esenciales para actividades como el transporte, la industria y la generación eléctrica, entre otras.
Rusia es uno de los mayores productores de petróleo del mundo y posee las mayores reservas de gas natural a nivel global. De ahí su importancia estratégica, especialmente para Europa, debido a la alta dependencia de ese continente de su suministro de gas, que se acentúa en los meses de invierno boreal. Sin embargo, América Latina también está sufriendo los efectos de las alzas en los precios de los combustibles, con incrementos en los precios locales de la gasolina y del gas. Además, Rusia es el principal exportador de trigo del mundo y Ucrania también es uno de los productores líderes en la producción de este commodity. Más allá de Argentina, que también es uno de los principales productores globales de granos, los países de la región somos importadores netos y, en consecuencia, un conflicto entre estos países también elevaría más los precios de los alimentos.
Con todo, dependiendo de la magnitud y de la duración de un potencial conflicto, a la larga dominaría el efecto negativo sobre la actividad global y el episodio tendría efectos recesivos y desinflacionarios de mediano plazo.
En el ámbito político, Rusia mantiene una particular cercanía con China, que por el momento se ha mantenido ajena a este conflicto, pero que podría reactivarse en un escenario en que otras potencias mundiales intervienen en el conflicto. A su vez, Rusia mantiene lazos con algunos países de la región como Venezuela, Cuba y Argentina. En ese contexto, una escalada del conflicto generaría también un aumento de las divisiones políticas en América Latina que en nada contribuiría a fomentar la colaboración entre los países de la región, así como el intercambio de bienes, servicios y conocimiento.
En definitiva, si bien algunos países de América Latina que exportan petróleo, gas o granos, como Brasil, Venezuela, Colombia, Ecuador, Bolivia y Argentina, podrían experimentar algún efecto positivo de corto plazo en el valor de sus exportaciones, lo cierto es que un conflicto como el que se podría generar en el caso de una invasión rusa a Ucrania, en nada beneficia a la región. Por el contrario, con un conflicto como este y sus potenciales efectos financieros, económicos y políticos, todos perdemos.
Fuente: El Mercurio - Cuerpo A, Página 2.
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publicColaboración con Instituciones o Centros UC
Facultad de Economía y Administración UCCentro Latinoamericano de Políticas Económicas y Sociales, CLAPES UCDirector del Centro Latinoamericano de Políticas Económicas y Sociales (Clapes UC). Doctor en Economía. Universidad de Harvard (EE.UU.). Ingeniero Comercial UC. Exministro de Hacienda. Profesor Titular Facultad de Economía y Administración UC.
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