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Conejo encandilado

18 de mayo del 2021


Conejo encandilado

Conejo encandilado

”...estudiar y entender la sorprendente productividad de la Lista del Pueblo debería ser, por ejemplo, un punto de partida de todo aquel intentando anotar la patente del camión que le pasó por encima. Luego mirar Maipú, Santiago, la Quinta Región y la gobernación Metropolitana...”.

Quién lo diría. En un país que tiene chantada la productividad hace años, la izquierda ha dado cátedra de innovación. Con un audaz aprovechamiento de las debilidades de sus competidores, la utilización de una gestión experta, utilizando las riquezas del marketing y explotando las oportunidades del progreso tecnológico, el colectivo logró un gran triunfo en la competencia electoral de este fin de semana. Es temprano para conocer todos los ángulos del resultado, pero algunos hechos e hipótesis se destacan.

En líneas generales, el conteo de los votos dejó al menos dos lecciones. La primera tiene que ver con la estrategia de la derecha. La falta de contenido moderno y la confusión en su mensaje la dejaron, por lo menos en la Convención Constituyente y Gobernadores, reducida a una mínima expresión. ¿Sorprende? No. El sector ha cometido un constante desacierto. ¿Se quedó en silencio? Por el contrario, dejó en evidencia una crisis identitaria importante. Las ideas de mérito y esfuerzo individual, por ejemplo, pasaron a un segundo plano. Para qué hablar de la importancia de la iniciativa privada. Y si bien la historia demuestra que en situaciones de crisis existe una presión (transitoria) por un Estado más grande, en el sector ese tsunami barrió con todo. Así, si había que ofrecer un producto político para un electorado que demanda ideas de progreso, la derecha optó por copiar los argumentos de sus contrincantes. Poca novedad, baja productividad.

En cualquier mercado, eso tiene un resultado nefasto y el precio del error fue revelado el pasado domingo en la noche. Frustración y confusión pueden ser reacciones naturales frente a la ausencia de creación de valor. Ante esto, los expertos politólogos del sector tendrán que hacer un esfuerzo para estimar cuánto del desplome de la demanda se explica por ese tipo de sensaciones. Allí, quizás, se puede encontrar una potencial razón tras la baja participación electoral. También la respuesta a la pregunta que muchos deben haberse hecho frente al voto: ¿copia u original? La derecha debe tomar nota.

La segunda lección pasa por el reconocimiento de lo que ya varias elecciones en el mundo nos han enseñado: la inteligencia de datos, la utilización de información y redes sociales han cambiado la fórmula pará asegurar el éxito en una elección. El costo de no profesionalizar esto es monumental.

Las palizas políticas en lo que va del siglo XX se propinan, no se avisan. Para los iletrados en la materia, el resultado desfavorable genera sorpresa y es interpretado como algo espontáneo y sin explicación. La realidad, por supuesto, es otra. Los triunfos son el resultado de trabajo, innovación y mucha gestión. Son proyectos riesgosos, pero la tecnología aumenta su efectividad. ¿Rentables? Mucho. Por un lado, propinan desazón entre los derrotados. Por otro, inmensa motivación entre los innovadores que dieron con la clave para ganar por goleada.

Estudiar y entender la sorprendente productividad de la Lista del Pueblo debería ser, por ejemplo, un punto de partida de todo aquel intentando anotar la patente del camión que le pasó por encima. Luego mirar Maipú, Santiago, la Quinta Región y la gobernación Metropolitana. De hecho, el resultado de esta última elección emerge como un contra ejemplo para quienes creen que lo del domingo en la noche fue solo una reacción espontánea frente a la farándula y el matinal.

Y, por supuesto, las dos lecciones pueden ser combinadas para extender el “fortuito” resultado a otras elecciones. Ante la ingenua sorpresa dela paliza, parte de la derecha puede caer en la manipulada tentación de continuar autoinfligiéndose daño. Algo así como un síndrome de Estocolmo político (principio que también afecta a parte de la centroizquierda). La debilidad del Gobierno, convengamos, ha sido funcional a esa causa.

¿Y ahora qué? No está fácil la cosa para quienes creen que un debate balanceado es un ingrediente esencial de este año clave. Sin embargo, como todo en la vida, esto dependerá de la respuesta ante la paliza, Aquí puede haber sorpresas. La derecha fue derrotada en su propia cancha. Fue superada en innovación, marketing, análisis de mercado, emprendimiento, todos ámbitos en los cuales se supone que el sector tiene algo de ventajas comparativas. ¿Cómo aumentar la productividad de las ideas? ¿Cómo contribuir al debate nacional? Seguir actuando como conejo encandilado no parece ser la estrategia correcta.

 

Autor: Sergio Urzúa

Fuente: El Mercurio - Cuerpo A, Página 2.

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Columna

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Política

publicColaboración con Instituciones Internacionales

Universidad de Maryland
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Sergio Urzúa

Ing. Comercial U. de Chile. Ph.D. en Economía U. de Chicago (EE.UU.). Associate Professor University of Maryland.

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