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Pensiones y redistribución

17 de agosto del 2016


Respondo a la columna de Carlos Peña que critica las cuentas individuales en las pensiones. El impuesto personal a la renta es una institución de seguro; porque si a usted le va bien, paga más, y si le va mal, paga menos. Un impuesto progresivo reduce aún más la variabilidad de resultados. Las sociedades modernas proveen seguros parciales a sus ciudadanos por medio de la redistribución. Estos seguros amortiguan el infortunio; por ejemplo, tener mala suerte en el mercado laboral, nacer en un hogar sin cariño o sin recursos, o ser asignado a un liceo con profesores dedicados a promover tomas. Como los resultados también dependen del esfuerzo personal, los seguros útiles son los de carácter parcial. En efecto, un seguro total significaría un resultado final prefijado, cualquiera fuera el esfuerzo del individuo. Eso destruiría la libertad personal y sumiría a la sociedad en la pobreza, porque gravaría el éxito a una tasa de 100%. La cuestión clave es si las instituciones de seguro serán globales o sectoriales. El impuesto a la renta es un seguro "global", porque antes de determinar el impuesto, suma las pensiones, las rentas del trabajo y la renta del capital. La red chilena de 600 programas de transferencias de dinero y prestaciones también se acerca a ser una institución "global" de seguro, porque muchos programas comparten un mismo o similar indicador de vulnerabilidad: el puntaje de la ficha de protección social. ¿Deberían las instituciones sectoriales convertirse en una institución de seguro, aparte de cumplir su fin específico? En Suecia, el sistema de pensiones contributivas de reparto usa cuentas individuales. Ellas reflejan y reproducen el 100% de la mala suerte en el mercado laboral, pues no redistribuyen entre pensionados. ¿Cómo es posible que una sociedad tan socialdemócrata haya adoptado el mismo esquema individualista que la capitalización chilena? La respuesta es que las pensiones suecas, al igual que las chilenas, están sujetas al impuesto a la renta personal. En Suecia y en Chile, el "cuarto pilar" que provee solidaridad es el sistema tributario, junto al gasto social. Es injusto proveer seguros parciales y solidaridad en cada una de las políticas sectoriales por separado. Por ejemplo, si se redistribuye solo entre quienes cotizan, se exime de financiar el seguro a quienes boletean por altas sumas, a quienes trabajan por cuenta propia y tienen alto ingreso, y a quienes viven de las rentas del capital. Por esto, el sistema alemán de puntos para pensiones de vejez, el sistema francés de puntos para pensiones complementarias, y el sistema de cuentas nocionales italiano, no redistribuyen en su interior, sino sujetan sus pensiones al impuesto personal a la renta. También suplementan las pensiones bajas con aportes no contributivos. El intento del Social Security de EE.UU., que redistribuye con una fórmula de beneficio progresiva y unisex, fracasó. En efecto, diversos estudios demuestran que su progresividad desaparece al tomar en cuenta que las mujeres blancas viven más tiempo que los hombres negros y que más mujeres negras y latinas no obtienen pensión alguna porque no reúnen 10 años de cotización. Esto ejemplifica por qué muchos programas sectoriales redistributivos fracasan en proveer seguros. Las pensiones contributivas suecas y alemanas de reparto, y las chilenas de capitalización, no tendrán "déficits políticos" mientras sujeten sus beneficios a las instituciones globales de seguro. Publicado en El Mercurio.
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Pensiones
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Salvador Valdés

Ing. Civil UC. Ph.D. en Economía MIT.
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