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Mercado laboral: signos de debilidad

30 de abril del 2017


Nos estamos acostumbrando a que mes a mes la tasa de desempleo suba poco, pero suba. El INE reportó un 6,6% de desempleo, tres décimas más que un año atrás. A pesar de la fuerte desaceleración de la economía, que además ha sido sostenida, parece que el efecto sobre el mercado laboral fuera poco. Pero no es así, se ha resentido en varias dimensiones.

Ya son varios meses en que el empleo no ha caído, porque aunque se destruye empleo asalariado, al mismo tiempo vemos que se crean empleos por cuenta propia y reemplazan a los asalariados. Esto no da lo mismo: en promedio, un empleo asalariado recibe ingresos por $ 560.162 (encuesta ESI 2015) mensuales, mientras que un trabajador por cuenta propia recibe sólo $ 276.903. Además, cerca de 80% de los trabajadores dependientes tienen cobertura previsional, mientras que los trabajadores por cuenta propia no la tienen.

Por otro lado, en los últimos 12 meses los asalariados en el sector privado disminuyen en cerca de 26.000 personas. El ajuste es muy significativo en empresas de mayor tamaño (50 trabajadores o más), donde disminuyen en cerca de 79.000 empleos. Posiblemente esto esté mostrando ajustes fuertes en empresas del sector financiero, que usualmente son de gran tamaño, pero también puede estar mostrando que empresas grandes, al tener mayor información se estén adelantando al ciclo, y ajustando su planilla antes que el resto.

Toda esta debilidad en el mercado laboral también lo muestran los datos de las AFP. Los cotizantes crecieron sólo 1,2% en enero de 2017, y lleva creciendo bajo 2% desde septiembre del año pasado, cifra muy por debajo del 6% en 2011 y 2012, o del 3,1% en 2013.

Los “cuenta propia” aumentaron en cerca de 110 mil personas y algo más de un tercio de ellos corresponden a trabajos en la calle, signo claro de la precariedad de estos empleos.

Pero analizar el caso de los trabajadores por cuenta propia no es la única forma de medir la precariedad del empleo. En estos últimos 12 meses se crearon cerca de 117 mil empleos, y de estos, cerca del 50% corresponde a trabajadores subempleados, donde incluimos a trabajadores que trabajan menos de 30 horas, pero quisieran trabajar más y no encuentran esas posibilidades, o trabajadores que tienen capacidades para realizar trabajos más calificados de los que tienen, pero tampoco encuentran esas posibilidades.

Y, a todo esto, hay que sumarle que se crearon 119 mil empleos de 30 horas o menos, mientras que al mismo tiempo se destruyeron cerca de 46.000 empleos de 45 horas, es decir, jornada completa. Por tanto, los empleos que se crean son básicamente a tiempo parcial, lo que explica el dato de subempleo que indicaba en el párrafo anterior.

Otro fenómeno que estamos observando son las personas que salen de la fuerza de trabajo, es decir, los inactivos, que han ido aumentando a un ritmo algo superior a las 100.000 personas (cada 12 meses). Esto se explica básicamente por las personas que se pensionan o empiezan a recibir montepíos, que crecen también en números similares. En 2012 y 2013, cuando la economía crecía a ritmos más rápidos, también los inactivos se expandían en cerca de 100.000 personas, pero los jubilados y montepiados aumentaban en sólo cerca de 10.000 personas, lo que sugiere que cuando la economía crece más rápido hay más oportunidades laborales para los adultos mayores. De ahí que la desaceleración económica puede llevar a que los adultos mayores empiezan a jubilarse a mayor ritmo para obtener sus jubilaciones y montepíos como fuente alternativa de ingresos. Por otro lado, llevamos cerca de ocho meses en que el número de personas que se declara inactiva por razones de estudios cae al medirse a 12 meses. Incluso, aunque se ha implementado una política de gratuidad universitaria para algunos alumnos, así y todo el número de personas que se declaran estudiando disminuye, posiblemente porque han estado saliendo a buscar trabajo.

Así, los signos de debilidad en el mercado laboral son bastante evidentes, aunque la cifra de tasas de desempleo crezca poco. La desaceleración económica se está sintiendo en este mercado, y seguramente se seguirá sintiendo en la medida en que no hay signos de recuperación. Además, está aún por verse el efecto de la reforma laboral. Es esperable que su implementación aumente los costos salariales, sin necesariamente observar aumentos de productividad. Además, el 5% de aumento en la tasa de cotización opera también aumentando costos laborales. Ambas cosas irán en el sentido de afectar la creación de empleo.

Este es un escenario que nos indica que hay que ser muy prudentes con nuevas leyes que puedan afectar al mercado laboral. Hay varias mociones parlamentarias en el Congreso que tratan temas tan diversos como subcontratación, polifuncionalidad, pausa activa y despidos masivos, que de no ser tratados con criterios técnicos pueden tener más efectos nocivos sobre la creación de empleo. Además, impulsar la economía por medio de disminuir la incertidumbre económica que traba la inversión resulta más urgente que nunca.

Los “cuenta propia” aumentaron en cerca de 110 mil personas, y algo más de un tercio de ellos corresponden a trabajos en la calle, signo claro de la precariedad de estos empleos.

Otro fenómeno que estamos observando son las personas que salen de la fuerza de trabajo, es decir, los inactivos, que han ido aumentando a un ritmo algo superior a las 100.000 personas (cada 12 meses).

Columna publicada en La Tercera.

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Rodrigo Cerda

Doctor y Master en Economía, Universidad de Chicago. Ingeniero Comercial y Magíster en Macroeconomía UC.
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