22 de junio del 2020
Los modelos lineales son simples, fáciles de entender, apelan al sentido común y —lo más importante— en muchos casos funcionan bien. Sirven para hacer (a veces) buenas predicciones. Es parte de su atractivo y de su peligrosidad. En estos modelos existe una proporción constante entre el “input” y el “output”.
La verdad es que muchos sistemas se pueden describir, dentro de ciertos rangos, con un modelo lineal. Por ejemplo, si a una viga le aplicamos una pequeña carga al centro, experimentará una deformación. Si aumentamos la carga en un 10%, la deformación aumentará en un 10%, y si quitamos la carga, la viga volverá a su forma original. Sin embargo, si la carga excede cierto límite, veremos que la viga no vuelve a su estado original (ha entrado en un régimen no lineal) y ahora exhibe una deformación permanente —un fenómeno conocido como histéresis—. Y por supuesto, si la carga es mucha, la viga se rompe.
¿A qué viene todo esto? A que es fácil estimar el efecto que puede tener en la economía un aumento en el desempleo del 3% al 4%. O que los restoranes no funcionen durante quince días. Pero ¿ qué pasa cuando el número de personas que se declara en quiebra aumenta un 40% (cifras de abril 2020 comparadas con el mismo mes del año pasado)? ¿ O cuando el número de empresas que quiebran sube un 20% (primer trimestre de este año versus mismo periodo del año pasado)? O peor todavía, cuando la fuerza combinada del virus, el estallido social, y el plebiscito caigan como un ladrillazo sobre nuestra economía.
Claramente entraremos en un régimen donde los modelos lineales no sirven para nada. En este contexto las preguntas relevantes son otras: ¿ Cuán grande será el daño (histéresis) permanente? Y más importante aún ¿ cuándo se nos quiebra la viga? Todos los problemas complejos tienen una respuesta que es clara, simple y —desafortunadamente— incorrecta. Esta afirmación, hecha hace casi un siglo por H. L. Mencken, un escritor y humorista norteamericano, se puede aplicar fácilmente a los problemas económicos.
Muchos problemas económicos se pueden estudiar con modelos lineales que son claros y simples, pero que —desgraciadamente— ofrecen estimaciones incorrectas. ¿Cómo identificar a los opinólogos que usan modelos lineales? Muy fácil: son aquellos que todas las semanas deben corregir la predicción que hicieron la semana anterior. Tarea para la cuarentena: identifique a dos organizaciones internacionales, y a dos gurús chilenos, culpables de este delito.
Arturo Cifuentes Investigador Asociado en CLAPES UC Visualizar Columna en FuenteeditMedio de publicación
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