1 de agosto del 2020
Estamos ante una crisis laboral sin parangón en varias décadas. El empleo disminuyó a un ritmo de 20% anual. Para tener un punto de comparación, durante la crisis de 1982 el empleo cayó al 10% anual. Entre los rubros más afectados están las actividades artísticas, de entretenimiento y recreativas, con una caída del empleo de 54,3% anual y alojamiento y servicios de comida, con una disminución de 48,5%.
Ciertamente lo que gatilla esta crisis es la imposibilidad de realizar diversas actividades económicas debido al COVID-19 y las cuarentenas que buscan evitar los contagios. Sin embargo, es necesario planificar anticipadamente la fase de desconfinamiento, que ya se inició en forma parcial en unas pocas comunas, para que ésta sea exitosa. Esto es esencial para comenzar a recuperar la actividad económica y el empleo. Aquí existen 2 elementos clave ligados al ámbito laboral: aquellos ligados a las políticas que estimulen la generación de puestos de trabajo y otros a que el retorno a las actividades laborales no implique un rebrote del virus.
Un componente esencial post cuarentena tiene que ver con las políticas públicas para la generación de puestos de trabajo, tanto aquellas ligadas a la reactivación (programas de infraestructura que promueven la contratación de mano de obra, estímulos a la inversión, reducir burocracia, etc.) como aquellas que promuevan el empleo (por ejemplo, los subsidios al empleo a segmentos vulnerables y con mayores dificultades de inserción laboral).
Sin embargo, hay otro componente esencial que tiene que ver con los aspectos prácticos del ejercicio del empleo, que juegan un rol crucial en tener un desconfinamiento exitoso. Cuando se abran recintos en donde se reúne gente en forma masiva, como centros comerciales o restaurantes, es vital que exista un protocolo dictado por las autoridades para que las empresas y sus trabajadores puedan operar con el menor riesgo posible y así evitar aumentar los contagios. Ello tiene que ver con distancias físicas a respetar, cantidad máxima de personas que pueden ingresar a un local a la vez, exigencia a clientes del uso de mascarillas, uso de alcohol gel, etc. Estos protocolos deben estar establecidos previamente. Otro elemento crucial en este mismo ámbito es que el grueso de las aglomeraciones en el transporte público ocurre por motivos de viajes de trabajo. De acuerdo a las cifras de CASEN 2017, el 41,1% de los trabajadores utiliza medios de transporte públicos para trasladarse a su lugar de trabajo y el 35,1% lo hace en los medios de mayores aglomeraciones: microbús, metro, bus interurbano, tren o metrotren. Si extrapolamos estas cifras al empleo actual, estamos hablando de cerca de 3 millones de trabajadores que se mueven a sus trabajos en trasporte público. Aquí hay un riesgo relevante de un rebrote del virus si no hay una planificación adecuada para evitar medios de transporte público atestados, donde no se respeten las distancias mínimas requeridas. Hemos visto en diversos medios de comunicación como algunos de estos transportes van abarrotados de personas, lo que implica elevar el riesgo de contagios. Por tanto, un elemento clave para una fase de recuperación económica exitosa es comprender que el grueso de las aglomeraciones en el transporte público ocurren por motivos laborales (tanto a la ida a los trabajos como al regreso) y que muchas personas volverán a sus actividades cuando se levanten las cuarentenas y, por ende, aumentará la demanda por viajes en medios de transporte públicos. Así, resulta clave una planificación de las autoridades que evite que los viajes se realicen sin respetar los distanciamientos mínimos. Esto implica tener el personal suficiente tanto para tener una frecuencia fluida de buses y metro en horas punta como para labores de fiscalización en filas de espera, andenes del metro, etc. Asimismo, puede contribuir el incentivo a los horarios diferidos.
Un rebrote que aumente las tasas de contagio y que nos obligue a volver a las cuarentenas sería un golpe garrafal, no solo en materia de salud, sino que también en la actividad y el empleo. Así, son importantes las medidas de reactivación económica y de impulso a la contratación de trabajadores, pero nada de eso servirá si no se complementa con las medidas apropiadas para un correcto regreso a los puestos de trabajo, que eviten tener que volver a los confinamientos y así prolongar esta grave crisis.
Juan Bravo Investigador de CLAPES UC Fuente: Diario El Mercurio, Inversiones, 1 de agosto, 2020. Visualizar Columna en Fuente