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Balance Laboral 2014: un año al debe

21 de febrero del 2015


Recientemente se dieron a conocer las cifras de empleo del trimestre octubre-diciembre 2014, lo que permite realizar un balance en materia laboral. Partamos por los indicadores agregados. En promedio, se crearon 116.899 empleos en 2014 (el menor ritmo desde 2010) y la tasa de desempleo fue de 6,4%, superando el 5,9% de 2013. En concreto, esto significa que en el último año se incrementó en casi 49 mil personas el número de desocupados. Esto refleja un claro deterioro, ya que desde 2010 la tasa de desempleo había descendido en forma persistente. Con todo, parece ser que se ha instalado la lógica de que una tasa de desempleo en estos niveles es poco preocupante, ya que seguiría siendo baja o cercana al “pleno empleo”. Sin embargo, ese argumento olvida que la riqueza de la Nueva Encuesta Nacional de Empleo (NENE) radica precisamente en poder comprender mejor la diversidad de aristas del mercado laboral, con cuya información hasta 2009 no contábamos. En efecto, la NENE nos permite identificar un importante núcleo de personas en una situación que podemos denominar “desempleo encubierto”. Por un lado, tenemos a los subempleados, contabilizados como ocupados pero que son empleos de menos de 30 horas semanales en donde la persona desea y está disponible para trabajar más horas, pero no encuentra un empleo que se lo permita. Por otro, tenemos a los desalentados, que no se consideran desocupados, sino inactivos. Sin embargo, los desalentados son personas que no buscaron empleo en las últimas cuatro semanas ya que se cansaron de hacerlo, pero estarían disponibles para iniciar un trabajo en las dos semanas siguientes. Si corregimos la tasa de desempleo por subempleo (con un factor de 0,5 al ser un desempleo “parcial”) y por desaliento, esta sube de 6,4% a 11,9%. En consecuencia, la tasa de desempleo oficial oculta una realidad bastante preocupante. La composición del empleo creado en 2014 también nos revela información clave: la desaceleración perjudicó fuertemente a los trabajadores, pese a la insistencia de las autoridades en que a pesar del bajo crecimiento “no hay desequilibrios en el mundo del trabajo”. En efecto, el trabajo a cuenta propia lideró la creación de puestos de trabajo, con casi 67 mil nuevos puestos. Este tipo de empleos tiene mayor incidencia en cuanto a informalidad, menores ingresos y prácticamente nula protección social. También hubo una fuerte creación de empleos asalariados en el sector público, los cuales no dependen del crecimiento económico, que aportó en promedio casi 53 mil puestos, representando el 45,1% de la creación neta de empleo en 2014. Por el contrario, el empleo asalariado en el sector privado cayó en 1.240 puestos. Como la capacidad de generar empleo en el sector público no es ilimitada, si el sector privado no despega esta situación no durará mucho y veremos un fuerte deterioro laboral. Otro dato que refleja el aumento de la precariedad es que además de la fuerte creación de empleos a cuenta propia, 16,5% de los nuevos puestos fueron de dependientes que ni siquiera contaron con contrato escrito, y un 38,1% de dependientes sin cotizaciones previsionales. En definitiva, nos movemos hacia una composición del empleo de peor calidad. El 2014 es claramente un año al debe. El empleo asalariado en el sector privado, que depende del crecimiento, ha acusado recibo de la debilidad económica. El liderazgo del empleo a cuenta propia y la disminución del poder negociador de los trabajadores asociada a los períodos de bajo crecimiento, ha generado un fuerte empeoramiento de la calidad del empleo, tanto a través de mayor informalidad como por un menor grado de protección social. El discurso autocomplaciente, de que ha habido un mejoramiento respecto de los meses previos, no se debe a un mayor dinamismo de la economía, sino netamente a la creación de puestos de trabajo temporales, que explicaron la totalidad de los nuevos empleos en el último trimestre móvil. Por ende, se requiere primero eliminar el mito en la generación de políticas públicas de que el crecimiento no afecta a los trabajadores: 2014 demostró que no es verdad. Esto significa que se requieren más esfuerzos en materia de estimular el crecimiento, para lo cual es vital reactivar la confianza empresarial, que se encuentra en mínimos históricos. El crecimiento no es suficiente para garantizar la generación de empleos de calidad en forma sostenida, pero es un ingrediente indispensable. En segundo lugar, existe una serie de iniciativas que permitirían estimular la generación de empleo, entre ellas ampliar la cobertura del subsidio al empleo joven, formación de habilidades para búsqueda de empleo en jóvenes, una mayor posibilidad de adaptabilidad laboral para realidades sectoriales específicas, regulación adecuada para la promoción del teletrabajo, programas de aprendizaje de oficios para desempleados de larga duración, mejoramiento de la franquicia Sence para incentivar la capacitación, y modificaciones al mecanismo de intermediación laboral que generen incentivos a la colocación efectiva en puestos de trabajo más que a la inscripción, entre otras. En materia de calidad el trabajo es más complejo y amplio, pero partamos por hacer valer las leyes y que muchas veces no se respetan, como lo demuestran los más de 900 mil trabajadores dependientes que ni siquiera tienen contrato escrito. La autoridad también tiene en sus manos la posibilidad de abordar la dualidad de regímenes de contratación del sector público, que lleva a que más de 100 mil de sus trabajadores ni siquiera tengan previsión social. http://www.pulso.cl/noticia/opinion/2015/02/4-58582-9-balance-laboral-de-2014-un-ano-al-debe.shtml
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Juan Bravo

Ing. Comercial y Magíster en Economía UC.
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