13 de octubre del 2020
Hace cincuenta años Friedman escribió en el New York Times un artículo controversial. El título proclamaba que la responsabilidad social de las empresas era simplemente aumentar sus ganancias. El artículo ha sido citado numerosas veces, no siempre en forma correcta. De hecho, Friedman nunca habló de “maximizar ganancias” como frecuentemente se menciona. Dice que la responsabilidad de los ejecutivos de una firma es “ganar la mayor cantidad de dinero posible” siempre que respeten las leyes y normas éticas.
Friedman se quejaba—correctamente—que los que demandaban que las empresas asumieran responsabilidades sociales más allá del beneficio económico de sus accionistas carecían de rigor analítico. Es lo que sucede hoy con los llamados estándares ESG (medioambiente, sociedad y gobernanza), que son vagos, y existen muchas definiciones contradictorias.
Friedman también mencionaba—equivocadamente—que en una sociedad solo las personas tienen responsabilidades. Esto es evidentemente ridículo: en una sociedad todos sus miembros, personas naturales e instituciones, tienen derechos y obligaciones. Solo cambia la índole de estas cuando se trata de una persona o una organización. La afirmación de Friedman (ganar la mayor cantidad de dinero posible) también carece de rigor analítico. ¿Qué significa? ¿En el próximo mes, en los próximos cinco años? ¿Sin endeudar a la empresa o manteniendo un nivel de deuda aceptable? ¿Manteniendo un flujo de dividendos estable? Lo cierto es que la afirmación de Friedman—más allá de lo sentimientos de rechazo que pueda provocar en algunos—es una afirmación tan imprecisa como decir que uno es partidario de adoptar criterios ESG al momento de invertir.
Cincuenta años después del mentado artículo, la controversia persiste. Howard Schultz, el CEO de Starbucks, ha expresado su rechazo a la tesis de Friedman y su compromiso con las comunidades donde la firma opera como una forma de practicar la responsabilidad social. (Nota: si estas comunidades se creen el cuento es otro tema). Por el contrario, Daniel Loeb del fondo de inversiones Third Point, es un defensor acérrimo de la opinión de Friedman.
Lo concreto es que hoy, en medio de la mayor crisis de los últimos cien años, son pocas las empresas que se pueden dar el lujo hamletiano de debatir la disyuntiva ganancias versus responsabilidad social. ¿Son estos objetivos realmente contradictorios? Una respuesta definitiva a este dilema tendrá que esperar. Y en este debate solo participarán las firmas que sobrevivan la pandemia.
Arturo Cifuentes
Investigador Asociado en CLAPES UC
Fuente: Diario El Mercurio, 13 de octubre 2020. Visualizar Columna en Fuente.
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