Creación de empleo: una mixtura compleja

Los datos recientemente revelados por el INE para el trimestre móvil diciembre-febrero 2015 muestran un panorama bastante mixto en materia de empleo. En las cifras agregadas, la tasa de desempleo se mantiene en niveles bajos, alcanzando un 6,1%, idéntico al mismo periodo del año pasado. En principio esto parece positivo considerando el escenario de desaceleración local. Sin embargo, el crecimiento anual del empleo se ubicó apenas en 0,6%, situación no vista desde que se aplica oficialmente la Nueva Encuesta Nacional de Empleo (trimestre enero-marzo de 2010). Esto equivale a sólo 47.592 empleos creados en el último año e implica una drástica moderación del aumento de la ocupación. También refleja que la tasa de desempleo se mantiene acotada no por una potente creación de empleo, sino porque al mismo tiempo se ha moderado el número de personas que buscan y están disponibles para trabajar. Este menor ritmo de creación de empleos comienza a volverse preocupante ya que pone en riesgo la débil recuperación económica que hemos visto en los últimos meses. De seguir esta situación, el consumo privado, el componente más importante del gasto, no podrá despegar y seguiremos en una situación de debilidad. En este sentido, no sorprende que el reciente IPOM de marzo del Banco Central haya puesto una alerta sobre este punto. Sin embargo, aunque el ritmo de creación de empleos se modera, se aprecia un cambio de composición hacia una mejor calidad en materia de jornadas laborales, lo que ha ocurrido especialmente en los últimos 2 meses, asociado a una mayor creación de empleo asalariado. De los 47.592 empleos creados en los últimos 12 meses, 107.435 son de jornada completa y 20.445 son de jornada parcial voluntaria, contrarrestado por una caída del subempleo (jornada parcial involuntaria) de 80.288 puestos. Ciertamente esto es algo positivo, ya que la creación de empleos comienza a rebalancearse hacia una composición más sana para nuestra economía, donde la subutilización del trabajo pierde terreno. Lamentablemente los indicios apuntan a que este cambio de composición será de corta duración. Un primer síntoma de ello, es que al descomponer la creación de empleo por categoría ocupacional se aprecia que es el empleo asalariado en el sector público el que lidera la generación de puestos de trabajo, con 82.583 nuevas plazas. Muy por detrás, el empleo asalariado en el sector privado ha aumentado en sólo 26.809 puestos. El empleo no asalariado ha caído en 61.800 puestos. Sin embargo, la capacidad de crear empleos en el sector público no es ilimitada, por lo que si el sector privado no repunta, en poco tiempo este factor que evitó un deterioro mayor en el mercado laboral desaparecerá. Un segundo indicio preocupante es que si bien el empleo total creció 0,6% anual, lideró esta expansión el empleo dependiente con contrato limitado a menos de 3 meses, que creció 4,4% anual. Bastante detrás, el empleo dependiente con contrato indefinido creció 1,7% y el resto de empleos dependientes con contrato definido creció 0,5%. El empleo independiente cayó en 2,2% anual. Estos antecedentes dan cuenta de una mixtura compleja, en donde existe un riesgo importante de deterioro en los próximos meses, no sólo en el número de empleos, sino que también en su calidad, lo que repercutirá negativamente en el bienestar de los trabajadores y sus familias. Diario Pulso, 16 de abril de 2015